Mucha gente va dando tumbos por la vida sin experimentar verdadera paz, una necesidad que Dios ha puesto en cada corazón. ¿Está usted en esa categoría? En este mensaje, el Dr. Stanley explica que hasta que no tengamos paz con Dios, nunca experimentaremos paz de verdad.
Bosquejo del Sermón
Como creyentes en Cristo, sabemos que nuestra paz proviene del Señor; pero muchos de los que viven a nuestro alrededor no lo saben. En este mensaje, el Dr. Stanley explica la conexión que existe entre la paz y la cruz. Recuerde estas enseñanzas a la hora de explicar a otros cómo solo el evangelio tiene el poder de sanar el alma.
Pasaje clave: Romanos 5.1, 2
Lecturas de apoyo: Lucas 15.11-32; Colosenses 1.19-22
Todas las personas anhelan paz. La buscan en todas partes, pero solo la encontrarán cuando se entreguen a Dios, por medio de Jesucristo.
► “Mientras que no tenga paz con Dios, seguirá sintiendo un vacío en su corazón que no sabrá explicar”.
A las personas les cuesta trabajo encontrar paz porque...
Ponen su enfoque, sin éxito alguno, en su carrera profesional, sus amistades o sus posesiones.
Creen las mentiras del diablo respecto a donde pueden encontrar la paz, y se sienten vacíos.
Dios creó a los seres humanos para tener una relación con Él. Sin el Señor, nunca podremos sentir paz.
“Dios, por medio de su Hijo, transformará su vida. Y el conflicto que ha enfrentado, finalmente llegará a su fin”.
Si no aceptamos la paz que Dios ofrece, seguiremos enfrentando esa barrera que nos separa del Señor, la cual…
Debe ser reconocida, aunque sea difícil.
Puede ser removida solo cuando ocurre un cambio en nuestro corazón y en nuestra vida.
Impide que tengamos paz con nosotros mismos y con las demás personas.
Debe ser vista como una condición pecaminosa.
► “Tener paz con Dios significa que estamos en armonía con Él. Hemos llegado a ser uno con el Señor”.
La naturaleza del pecado, la barrera que nos separa de Dios…
Es universal y está presente desde que nacimos.
Vino como resultado de la caída de Adán y Eva.
Solo puede ser removido por Dios.
Nos lleva a la esclavitud, mientras intentamos hallar la paz separados del Señor.
Solo puede cambiar cuando nos rendimos a Dios y aceptamos a Cristo como Salvador personal.
Al recibir a Cristo como Salvador, nosotros…
Encontramos la plenitud de Dios (Col 1.19).
Somos reconciliados con Dios por medio de la preciosa sangre de su Hijo (Col 1.20, 22).
Formamos parte de la familia de Dios y dejamos de ser sus enemigos.
Recibimos el perdón de nuestros pecados y una nueva naturaleza.
Volvemos a pecar. Sin embargo, nuestro Padre celestial siempre está dispuesto a perdonarnos y a guiarnos al buen camino (Lea 1 Jn 1.9).
► “Le suplico que deposite toda su confianza en Jesucristo en este instante. Él cambiará su vida; y también cambiará su destino eterno”.
Lo que debemos recordar respecto a la obra de Cristo en la cruz:
La paz con Dios viene por medio de Jesucristo y de la sangre que derramó (Ro 5.1).
Todos hemos pecado y desobedecido a Dios; pero es la cruz la que nos permite mantenernos en su gracia.
Al poner nuestra deuda de pecado en Jesucristo, Dios nos justificó y nos reconcilió consigo mismo.
Hemos sido hechos santos, libres de culpa y aprobados por el sacrificio expiatorio hecho por Cristo.
La parábola del hijo pródigo nos enseña lo mucho que al Señor le agrada perdonar nuestros pecados (Lc 15.11-32).
Después de ver el sermón
¿Recuerda cómo era su vida antes de aceptar a Jesucristo? Sin importar lo que haya sucedido durante su vida antes de llegar a la cruz de Cristo, dedique unos instantes para agradecer a Dios por su paz.
¿Quiénes de los que viven a su alrededor pudieran estar sufriendo y confundidos? Pídale a nuestro Padre celestial que le abra la puerta, para que pueda compartir la verdad con esa persona.
