A todos nos gustaría contar con segundas oportunidades en la vida. Quizás, en ese caso, actuaríamos de manera más reflexiva o evitaríamos tomar decisiones precipitadas. En este mensaje, el Dr. Stanley nos enseña que una segunda oportunidad es precisamente lo que implica la gracia.
Bosquejo del Sermón
La gracia de Dios es un regalo multifacético, el cual es dado solo por medio de la cruz. Es esencial para nosotros, pero a veces nos resistimos y no queremos recibirla. En el mensaje de hoy, el Dr. Stanley explica por qué la gracia es un regalo gratuito que no merecemos.
Pasaje clave: Romanos 5.1-6
Lecturas de apoyo: Juan 3.16, 17; Romanos 1.7; 3.10-12; 3.18; 5.1-5; 1 Corintios 1.3; Efesios 2.8, 9; Hebreos 12.6; 1 Juan 4.18
Todos podemos reflexionar en cuanto a nuestro pasado y encontrar cosas que desearíamos que no hubieran ocurrido. Sin embargo, la gracia de Dios nos da una segunda oportunidad.
► “La fe no solo consiste en creer en Dios, sino en que el objeto de nuestra fe es Jesucristo”.
Dios ha demostrado su gracia hacia nosotros de dos maneras (Ro 5.1-6). Nos referimos a…
1. La justificación
Dios nos declara inocentes mediante la fe en Jesucristo.
Aunque hayamos escuchado y rechazado esa verdad varias veces, una vez que depositamos nuestra confianza en Cristo como nuestro Salvador, recibimos el perdón de nuestro Padre celestial.
La muerte expiatoria de Jesús por nuestros pecados proporciona el único medio por el cual Dios puede darnos una segunda oportunidad.
La paz con Dios significa que ya no somos sus enemigos, sino que hemos venido a ser sus hijos por medio de la fe en Jesucristo.
No hay gracia de Dios separada de la cruz de Cristo.
2. Un nuevo estilo de vida por gracia
Nuestra posición en la gracia nos concede la oferta de una segunda oportunidad.
Al justificarnos, Dios nos dio una permanencia en su gracia, para que pudiera venir a ser nuestro estilo de vida (v. 2).
El mensaje de la Biblia es el evangelio de la gracia de Dios (1.7; 1 Co 1.3).
La gracia de Dios es su bondad hacia la humanidad. Esta bendición no está basada en los méritos de aquellos que la reciben.
La gracia viene por medio de la fe y no como resultado de nuestras buenas obras (Ef 2.8, 9).
► “Intentar devolver a Dios lo que nos ha dado es rechazar su gracia”.
No hay nada que podamos hacer para añadir un poco más a la gracia de Dios, ni tampoco para pagarle por lo que ya nos ha dado.
Podemos ser agradecidos. Esa gratitud por la gracia inmerecida de Dios debe ser nuestra motivación para amarlo y llevar una vida que le agrade.
Como creyentes en Cristo, somos justificados por la fe y vivimos cubiertos por la gracia de Dios.
Puede que seamos disciplinados por el Señor, pero permaneceremos en su gracia (He 12.6).
No debemos dejar que la perspectiva de este mundo nos impida andar en la gracia de Dios cada día.
Ya contamos con el favor del Señor y no debemos temerle (1 Jn 4.18).
Después de ver el sermón
Como el Dr. Stanley dijo hoy, puede que en ocasiones nos cueste trabajo aceptar la gracia de Dios. Si esto es una realidad en su vida, trate de escuchar himnos como “Gracia admirable del Dios de amor” o “Pon tus ojos en Cristo”, que hablen de ese tema, y así permitir que las letras de esas alabanzas toquen su corazón.
Trate de recordar la ocasión más reciente en la que el Señor le dio “una segunda oportunidad”. También nosotros hemos sido llamados a tener esa misma actitud hacia los que nos han ofendido. Permita que compartir la gracia de Dios sea un estilo de vida para usted.