Dios equipó a Moisés para cumplir su propósito, y puede hacer lo mismo por usted. Sin importar lo que Dios le llame a hacer, Él le proveerá, dirigirá y fortalecerá para manejar cada dificultad. Escuche al Dr. Stanley hablar de todo lo que ocurrirá cuando estemos dispuestos a obedecer a Dios. Podremos decir con fe y confianza: "Heme aquí, envíame a mí" (Isaías 6.8).
Este mensaje fue grabado antes de la crisis de COVID-19. Para proteger a nuestro personal y a la comunidad, estamos siguiendo las pautas de seguridad y practicando el distanciamiento social. Apreciamos su comprensión.
Bosquejo del Sermón
UN MENSAJE ENFOCADO EN DIOS
PASAJE CLAVE: Éxodo 6.1, 2, 6-8
LECTURAS DE APOYO: Éxodo 7.3, 4
INTRODUCCIÓN
La Biblia es un libro enfocado en Dios, con un mensaje enfocado en Dios, para gente enfocada en Dios.
Aunque la Biblia fue escrita hace mucho tiempo, no es irrelevante. Las verdades que nos enseña acerca del Señor y las lecciones que encontramos en sus páginas todavía se aplican a nuestra vida. No es solo un libro de historia, sino la Palabra de Dios que penetra nuestros corazones y demanda obediencia. Solo hay dos maneras de vivir: apartados de la verdad de la Biblia o conforme a sus enseñanzas. Las personas enfocadas en Dios son quienes tienen un corazón inclinado a Él, quienes rigen su vida por las enseñanzas bíblicas y desean obedecerlo, al confiar en su fidelidad.
DESARROLLO DEL SERMÓN
El libro de Éxodo no solo relata la historia de la liberación milagrosa de Israel de la esclavitud de Egipto. También nos muestra cómo el Señor obró con poder en y mediante la vida de un hombre obediente: Moisés.
El pueblo hebreo había sido esclavo de Egipto durante muchos años. Moisés era un hebreo que había vivido en el palacio de faraón hasta la edad de 40 años. Sin embargo, después de matar a un egipcio mientras defendía a un esclavo hebreo, se vio forzado a huir al desierto de Madián para salvar su vida.
Cuarenta años después, cuando Moisés tenía 80 años, Dios le habló por medio de una zarza ardiente para que regresara a Egipto y le dijera a faraón que dejara ir al pueblo judío. Moisés obedeció, pero la respuesta de faraón fue aumentar las labores pesadas del pueblo de Dios.
“Jehová respondió a Moisés: Ahora verás lo que yo haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará de su tierra. Habló todavía Dios a Moisés, y le dijo: ‘Yo soy JEHOVÁ’” (Ex 6.1, 2).
En este pasaje hay dos verdades que Dios enfatizó.
- “Yo haré”: Sería Dios quien los liberaría y no Moisés.
- “Yo soy JEHOVÁ”: Dios es Señor y lo tiene todo bajo su control. Moisés solo tenía que someterse y obedecer sus órdenes.
Estas dos verdades fueron dadas para quitar de Moisés cualquier duda que pudiera tener acerca de esa misión que parecía imposible de realizar y para fortalecer su confianza en el Señor, quien es soberano sobre el tiempo, las personas y los eventos. Moisés no tenía que conocer todos los detalles de cómo Israel sería liberado, ni tampoco comprender lo que Dios hacía; solo debía confiar en el Señor y seguir sus instrucciones.
Esta lección también se aplica a nuestra vida.
Debemos reconocer que cuando parece difícil o incluso imposible obedecer al Señor, Él es quien impulsa nuestra obediencia. Él es también el Señor de nuestra vida. Muchas veces no podemos comprender sus caminos, pero podemos seguirlo y confiar en Él, pues siempre está en lo cierto. Si razonamos y titubeamos, nos saldremos de su voluntad. Aunque en ocasiones sintamos temor de obedecer, es un gozo saber que estamos haciendo justo lo que Dios quiere.
Sin lugar a dudas Moisés sintió temor al enfrentar a faraón, y la misión parecía imposible, pero también contaba con la seguridad de que el Señor estaba con él y que llevaría a cabo la liberación de Israel. Moisés solo actuaba bajo las órdenes del soberano Rey del universo, quien tiene todo el poder y la autoridad.
Dios asume toda la responsabilidad por lo que sea que nos llame a hacer.
Él nos capacitará, nos equipará y proveerá todo lo necesario para obedecerlo. Puede que la misión parezca estar por encima de nuestras facultades y tal vez no comprendamos cómo el Señor podría usarnos; pero si nos da una orden, lo hará posible.
La misión que Dios le confió a Moisés parecía insuperable. Desde la perspectiva humana, faraón era el rey más poderoso de esa época; pero las promesas que Dios le dio a Moisés y a su pueblo eran más grandes que cualquier fortaleza o autoridad terrenal.
En Éxodo 6.6-8 Dios les prometió lo siguiente a los hijos de Israel:
- “Yo soy JEHOVÁ; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto”.
- “Y os libraré de su servidumbre”.
- “Y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes”.
- “Y os tomaré por mi pueblo”.
- “Y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto”.
- “Y os meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob”.
- “Y yo os la daré por heredad. Yo JEHOVÁ”.
Nada es imposible para Dios.
Sin importar lo que Dios nos pida, Él es fiel para fortalecernos. Todas sus promesas son verdaderas y no pueden fallar. Conscientes de esto, deberíamos estar deseosos de obedecerlo, aunque parezca imposible desde el punto de vista humano. Dios puede cumplir su voluntad en y por medio nuestro si le obedecemos en sumisión.
En el enfrentamiento entre Moisés y faraón, parecía que éste último tenía todo el poder, mientras que Moisés no contaba con nada. Sin embargo, Moisés estaba respaldado por el Dios Todopoderoso, por sus palabras y promesas, las cuales eran más poderosas que faraón y su ejército. El Señor usó a Moisés para cumplir su propósito de derrotar a esa poderosa nación, para rescatar a su pueblo y para proveerles con riquezas y bienes materiales que tomaron de los egipcios.
La Biblia es un Libro enfocado en Dios, con un mensaje enfocado en Dios, para gente enfocada en Dios.
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento encontramos lecciones que aplicamos a nuestra vida diaria. Aprendemos acerca de la gracia de Dios, de su misericordia, su bondad, su perdón, su purificación y del regalo de la vida eterna por medio de Jesucristo. Sin embargo, si descuidamos su Palabra y no prestamos atención a sus mandamientos, no podremos conocer a Aquel que obró con poder en Moisés para cumplir su buena voluntad y nos perderemos las bendiciones que provienen de la obediencia.
Solo necesitamos lo mismo que tuvo Moisés para obedecer al Señor: la Palabra, la presencia y las promesas de Dios. Tampoco tenemos que comprender a cabalidad la forma en la que Dios obrará; solo debemos confiar y obedecerlo. En vez de enfocarnos en nuestras deficiencias, o de compararnos con otros, debemos mantener nuestra mirada en el Señor y en su Palabra, mientras confiamos en que por su poder cumplirá su voluntad en nosotros.
REFLEXIÓN
- ¿Considera que la Biblia es esencial para usted? Depende de ella para recibir dirección, verdad y exhortación? ¿De qué manera ha cambiado su estilo de vida?
- O por el contrario, ¿está reacio a obedecer los mandamientos del Señor? ¿Qué excusas ha dado? ¿Se siente incapaz para hacer lo que Dios dice? ¿Qué ha aprendido del ejemplo de Moisés?
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Este mensaje es parte de la serie Lecciones que aprendemos de la vida de Moisés.