Nadie quiere pasar por momentos difíciles. Pero cuando nos llegan, podemos elegir cómo verlos: como una carga o como un puente. Muchas personas creen que se acercan a Dios a través de las bendiciones, pero en realidad, descubrimos el verdadero amor, la misericordia y la gracia de Dios en medio de las situaciones y circunstancias difíciles.
Bosquejo del Sermón
¿Se propone Dios alguna meta con la adversidad? Su objetivo básico es acercarnos más a Él. Dios no se gloría en el dolor ni en la tristeza, pero usa estas cosas para enseñarnos acerca de su amor y su fidelidad.
Tan pronto llega la adversidad, nuestra vulnerabilidad aumenta y quizá nos preguntemos por qué Dios ha permitido que enfrentemos tal dificultad. El dolor, la decepción y la prueba son herramientas eficaces que el Señor usa para acercarnos a Él y a la cruz, donde descubrimos nuestra necesidad personal de un Salvador. Somos impactados por un pensamiento que nos define: Yo necesito a Dios. Necesitamos su fortaleza, su sabiduría y su perdón.
Cada vez que sea confrontado(a) por la adversidad, recuerde siempre que Dios tiene un propósito al permitir que ella toque su vida. Él nunca pierde el control. Él tiene un plan y una meta, no sólo para esta situación en particular sino también para toda su vida. En tiempos de dificultad, Él es su fortaleza inamovible (Pr 18.10), y ha prometido que nunca le abandonará.
¿Qué puede hacer usted cuando arremete la adversidad? El libro de Hebreos nos anima con estas palabras: «No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa» (He 10.35, 36).
Somos impactados por un pensamiento que nos define: Yo necesito a Dios.
Cuando la adversidad golpea, una de las primeras cosas que deberíamos hacer es volvernos al Señor en oración y pedirle que nos muestre qué necesitamos aprender en la situación. Es posible que al principio batallemos con sentimientos de desconcierto o denegación, pero nuestro pensamiento preponderante deber ser de confianza y fe en la capacidad de Dios. El segundo paso es afirmar nuestro compromiso con Él y fijar nuestro enfoque en Él, no en las circunstancias. Vemos ambos pasos representados en las vidas de los hombres y las mujeres de la Biblia.
Un caso especial es la vida de José, que nos ofrece un estudio excelente de la fe, la confianza y la victoria en medio de la adversidad. Siendo un joven, confió en Dios y vio la manera como Él tomó el acto más cruel y lo encauzó para bendición. Vendido como esclavo por sus hermanos, José pasó años en servidumbre y confinado a una vida de esclavitud. Incluso cuando parecía que iba a ser librado del peligro y la aflicción, la adversidad arremetió contra él por segunda vez, cuando fue acusado falsamente de un delito. Así volvió a parar al calabozo, pero esta vez para pagar una peor condena.
Podríamos sentirnos inclinados a pensar: «¡Pobre José!» Pero lo cierto es que él estaba en el centro del plan perfecto de Dios. Quizá no entendió por qué volvía a estar privado de su libertad, pero creyó y pudo confiarle a Dios toda su vida y su futuro.
La adversidad fue una herramienta precisa en la vida de José. El Señor la usó para moldear a su siervo para desempeñar el mejor servicio. José fue colocado en una posición crucial de liderazgo que condujo en últimas a la preservación de la nación de Israel. Si hubiera escapado de la prisión y hubiera vivido en el anonimato, la nación entera de Israel se habría perdido la bendición de Dios. Además, sin el adiestramiento que recibió como resultado de una decepción inicial tremenda, José habría podido volverse soberbio y autosuficiente. En lugar de eso, Dios usó la vida de este joven para cambiar el curso de la historia.
Nunca olvide que Dios conoce el futuro.
La gente se pregunta a veces: «¿Cuál es la ruta más rápida cuando me toque pasar por las temporadas de adversidad?» Muchas veces no hay una solución rápida para las pruebas que enfrentamos. Sin embargo, existe una manera segura de pasar por las dificultades de la vida, y es mediante la obediencia y la rendición de nuestros sentimientos y deseos egoístas.
La adversidad se las arregla para empujarnos más allá de nosotros mismos, donde encontramos a Dios, a la espera de tomarnos en sus brazos. La adversidad nos motiva a orar como nada más puede hacerlo, y es en la oración que encontramos refugio de las tormentas de la vida. Asimismo, al estar refugiados en la presencia reconfortante de Dios, descubrimos aquella seguridad y aquella esperanza que pensamos haber perdido.
Aun cuando su vida parezca ensombrecerse tanto emocional como espiritualmente, Dios será su luz. Puede estar seguro(a) que Dios usará las pruebas que usted enfrente para moldear su vida, de tal modo que refleje a los demás su amor y su cuidado.
Nunca olvide que Dios conoce el futuro. Él entiende las ventajas de la adversidad y cómo puede ser usada para fortalecer su fe, refinar su esperanza y aquietar su corazón, llevándole a un lugar de contentamiento y confianza en su vida. Sin los tiempos de adversidad, usted se perdería la experiencia poderosa de tener a Dios caminando junto a usted a través de los valles de lágrimas de la vida.
Por lo tanto, propóngase mantener el enfoque de su corazón en Jesús. No deje que las palabras negativas de los demás le tienten a desviarse de la ruta. Manténgase cerca del Señor en devoción y oración. Lea su Palabra. Él le guiará en medio de la dificultad más grande, y así usted sabrá lo que significa vivir en un lugar amplio y lleno de bendición.
Extraído de la Biblia Principios de Vida por Charles F. Stanley, © 2010.
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Este mensaje es parte de la serie Principios de vida.