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Sermón de TV

Nuestras zarzas ardientes

Dios habla a los que están dispuestos a escuchar.

Charles F. Stanley 9 de enero de 2021

Escuche al Dr. Stanley presentar este extraordinario relato del libro de Éxodo y compartir historias de su propia vida acerca de momentos en los que Dios le habló de manera clara y precisa. Estas experiencias pueden no ser audibles o visuales, y serán diferentes para todos, pero Dios le habla a quienes están dispuestos a escucharlo.

Este mensaje fue grabado antes de la crisis de COVID-19. Para proteger a nuestro personal y a la comunidad, estamos siguiendo las pautas de seguridad y practicando el distanciamiento social. Apreciamos su comprensión.


Bosquejo del Sermón

Nuestras zarzas ardientes

PASAJE CLAVE: Éxodo 3.1-6

LECTURAS DE APOYO: Salmo 25.8 | Proverbios 3.5, 6 | Mateo 24.35 | Efesios 2.10; 3.20 | 2 Timoteo 3.16, 17

INTRODUCCIÓN

Nuestro Padre celestial desea que le agrademos con nuestra vida, y nos ha dado instrucciones para saber cómo hacerlo (Sal 25.8; 2 Ti 3.16, 17). Esas instrucciones son iguales para todos y nunca cambian (Mt 24.35). Pero Dios también tiene un plan específico para la vida de cada uno de sus hijos, y nos ayudará a seguirlo. En Efesios 2.10 nos dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.

Su camino quizás no siempre sea el más fácil; pero será el más provechoso para nosotros y lo glorificará.

CONTEXTO

¿Alguna vez ha sentido como si Dios le hablara?

A lo largo de mi vida he tenido varios encuentros con el Señor que han producido efectos trascendentales. Mientras estudiaba en la universidad, tenía pensado entrar al ejército, pero Dios me había llamado a predicar, por lo que me habló de una manera drástica para impedir que tomara esa ruta. A lo largo de los años, cuando Dios ha deseado que pastoree otra congregación o tome cierta acción, ha captado mi atención para comunicarme su voluntad al respecto. Tales experiencias no son iguales para todos, pero no se limitan a un grupo selecto. Dios aún habla a sus hijos. El medio principal que usa para dirigirnos es su Palabra, aunque también nos hablará de manera personal y específica; sobre todo si estamos dispuestos a escucharlo y obedecerlo.

DESARROLLO DEL SERMÓN

En el Antiguo Testamento, uno de los encuentros más impresionantes fue el de Moisés con Dios. Después de huir de Egipto, Moisés pasó años apacentando las ovejas de su suegro. Un día, mientras estaba en el desierto, Dios le habló de manera inesperada desde una zarza ardiente: “lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios” (Ex 3.4-6).

Dios luego comisionó a Moisés para que fuera el líder de su pueblo y los sacara de la esclavitud egipcia.

La manera principal en la que Dios nos habla hoy es mediante su Palabra; pero en ocasiones también nos habla directamente. Hay ciertos encuentros con el Señor que podemos describir como “nuestras zarzas ardientes”; los cuales no están limitados solo para los patriarcas y pastores. Son experiencias para cualquiera, y quizás tengan las siguientes características:

  • Llegan de manera inesperada. Aunque estemos orado para escuchar el mensaje de Dios, Él suele contestarnos de una manera que nos sorprende.
  • Son específicas para nuestra vida. El mensaje personal de Dios es diferente para cada quien.
  • Nos desafían a confiar plenamente en el Señor y a obedecerlo. Somos llamados a decidir entre obedecer o no, y la obediencia a menudo no será fácil.
  • Provocarán una reacción emotiva en nosotros. Quizás seamos conmovidos de una manera impactante, y derramemos lágrimas, sintamos alivio o incluso temor.
  • Tienen un efecto impactante y perdurable en nuestra vida. Si lo escuchamos al Señor, nuestra obediencia puede transformar nuestra vida y la de otros.

Una experiencia como la zarza ardiente puede ser precedida por:

  • Situaciones difíciles. Si todo va mal a nuestro alrededor, quizás Dios esté pidiéndonos que hagamos una pausa para que lo escuchemos.
  • Crisis. Una situación crítica es una ocasión importante para buscar la dirección de Dios.
  • Inquietud. Puede que Dios nos haga sentir incómodos sin ninguna razón evidente con tal de llamar nuestra atención.

Proverbios 3.5, 6 promete que el Señor está dispuesto a guiarnos: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas”.

¿Cómo reconocemos a Dios en todos nuestros caminos? (v. 6) Antes de ver la zarza ardiente, es muy probable que Moisés no hubiera orado por una señal de Dios. Pero la oración es algo que nos mantiene cerca del Señor y preparados para escucharlo. Bajo el nuevo pacto, Dios nos habla mediante nuestra relación personal con Cristo.

Su Espíritu mora en nosotros, y tenemos acceso a su dirección, si estamos dispuestos a escucharlo.

  • Permanezca cerca de Él. Nuestra capacidad de escuchar a Dios y reconocer su dirección mejorará si nos mantenemos en comunión estrecha con Él. Todo lo que dañe esa relación, como por ejemplo el pecado o la falta de oración, dificultará esa comunicación.
  • Pida. Puede que el Señor espere a darnos su dirección hasta que nos volvamos a Él. Esto nos ayuda a reconocer nuestra dependencia de Él.
  • Sea paciente. No siempre recibiremos respuesta de inmediato.
  • Confíe y ríndase. Quizás Dios nos mande a hacer algo que no queramos hacer, pero lo mejor para nosotros siempre será obedecerlo.
  • Preste atención a su espíritu. Una inquietud interna que persista y no esté relacionada con el pecado puede ser el medio que Dios use para decirnos que lo busquemos.
  • Esté atento y responda. Si hemos orado por lo mismo varias veces sin recibir respuesta evidente, quizás no estemos escuchando o no estemos dispuestos a aceptar la respuesta de Dios.
  • Si ha errado al no seguir la voluntad de Dios, pídale ayuda. Desviarnos es posible, pero Él siempre nos dará una manera de encauzarnos.

¿Por qué debemos buscar la dirección de Dios antes de tomar decisiones trascendentales?

  • Él es Dios. Su soberanía significa que debemos buscar su plan por encima de cualquier otro.
  • Él es omnipotente. No podemos ver cada aspecto de una situación, pero Dios sí lo ve. Él sabe el principio y el final de cada historia.
  • Él nos ama. Como Padre amoroso, Dios siempre desea lo mejor para nosotros.
  • Lo glorificamos. Si buscamos su dirección y lo obedecemos, le damos gloria y honor.
  • Sirve como testimonio ante otros. Nuestras experiencias con Dios les muestran a otros que Él se interesa por lo que nos preocupa.

Es increíble pensar que el Dios Creador de todo el universo está dispuesto a hablarnos de manera personal. No importa lo que enfrentemos, sabemos que Dios nos ama, tiene un plan para nuestra vida y nos lo mostrará paso a paso. Si estamos dispuestos a pedírselo, escucharlo y obedecerlo, nuestro Padre celestial nos guiará cada día por ese camino específico que ha escogido para nosotros. Comience a hablarle hoy y verá cómo Dios obra en su vida.

REFLEXIÓN

  • ¿Alguna vez le ha hablado Dios por medio de una “zarza ardiente”? De ser así, ¿qué cambió en su vida como resultado?
  • ¿Por qué cree que Dios se involucra en nuestra vida de una manera personal? ¿Qué nos enseña en Efesios 3.20 y Romanos 11.36 de las metas de Dios?

Enlace de descarga

Este mensaje es parte de la serie Lecciones que aprendemos de la vida de Moisés.

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