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Sermón de TV

La verdad que nos liberta

Descubra la libertad que tiene en Jesucristo.

10 de diciembre de 2022

Muchas personas viven en esclavitud pero no se dan cuenta de ello. En este mensaje, el Dr. Stanley enumera las maneras en que las personas son destruidas por el pecado y los malentendidos. Descubra la libertad que viene al reconocer estas trampas y confiar en el Libertador, Jesucristo.

Bosquejo del Sermón

LA VERDAD QUE NOS LIBERTA
PASAJE CLAVE:
Juan 8.28-32
LECTURAS DE APOYO: Salmo 23.3 | Miqueas 7. 18, 19 | Juan 3.16, 36; 14.6, 27 | Romanos 5.8 | Efesios 2.8, 9; 4.32 | Hebreos 4.16 | 2 Pedro 1.3, 4 | 1 Juan 1.9
INTRODUCCIÓN

¿Se siente usted libre?

Lo más seguro es que diga que sí. Sin embargo, aquí no hablamos de esclavitud externa, sino interna. Quizá usted no esté tras las rejas, ni atado con grillos ni cadenas, pero que sí sea cautivo de una mentalidad negativa o de algún comportamiento pernicioso. Pero cuando la presión aumenta, usted vuelve a caer en el mismo patrón destructivo. Otros quizá lo consideren un creyente fiel, pero en realidad también padece de ansiedad, temores y conflictos internos. La paz, el gozo y la plenitud prometidos en la Palabra de Dios son solo espejismos irreales.
Pero hay esperanza, pues el Señor Jesús dijo: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Jn 8.32). Cristo tiene poder para romper las cadenas que intentan mantenernos cautivos y alejados de Él.
DESARROLLO DEL SERMÓN

Muchos son esclavos del error y las enseñanzas falsas como:

  • “Hay más de un camino al cielo”. En contraste con eso, el mismo Señor Jesucristo dijo a sus discípulos: “Nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn 14.6).
  • “Las buenas obras nos llevan al cielo”. Pero la Biblia dice que somos salvos solo por medio de la fe, no por nuestras obras (Ef 2.8, 9), por buenas que parezcan.
  • “Dios nos acepta basándose en nuestro buen desempeño”. No; nuestro Padre celestial nos ama incondicionalmente (Ro 5.8) y en la cruz la muerte de Cristo cumplió con todo lo que necesitamos para ser aceptados por Él.
  • “Todo el mundo irá al cielo porque Dios es muy bueno”. En realidad los que rechazan a Cristo y no creen en Él no podrán ir al cielo (Jn 3.36).
  • “Podemos ser salvos hoy y perdernos mañana”.
  • Algunos creen que la vida eterna es un don gratuito que debemos conservar por medio de nuestras buenas obras, pero la salvación es eterna y quien la recibe por fe, no puede perderla (Jn 3.16).

Otros son esclavos de malas acciones

Nadie intenta convertirse en esclavo del alcohol; ningún drogadicto deseó ser cautivo de una sustancia nociva. Lo mismo ocurre con los que están atrapados en la deshonestidad, el robo, el engaño, la pereza, la blasfemia, los chismes o cualquier otro tipo de pecado. Aunque nadie está exento de pecar, Dios desea que reconozcamos nuestras faltas sincera y rápidamente.
Otros son víctimas de esclavitud emocional
Unas cuantas de ella son:

  • Temor. Esta es una atadura que abarca una amplia gama de sentimientos negativos en cuanto a preocupaciones como la vejez, falta de dinero, enfermedad, accidentes, cualquier falta de confianza en el poder y el apoyo divino.
  • Celos y envidia. Esta es una combinación fatal, pues provoca codicia por poseer lo que no es lícito, lo que produce dolor y odio tanto para quien codicia como para quien posee el objeto deseado. No es posible ser envidioso y feliz al mismo tiempo.
  • Culpa por acciones pasadas. Hay quienes viven con remordimientos profundos que les impiden perdonarse. Pero deben recordar la promesa de perdón si se confiesa el pecado (Mi 7.18, 19; 1 Jn 1.9).
  • Rencor. La Biblia dice que debemos perdonarnos unos a otros como Dios nos perdonó en Cristo (Ef 4.32) y continúa perdonándonos con misericordia, paciencia y amor.

El poder destructivo de esta esclavitud

  • Obstruye muestra relación personal con Jesucristo. No podremos ser como Él desea si debido a nuestra incredulidad estamos atados a cualquier cosa que le ofenda.
  • Daña nuestro testimonio personal. Si consentimos en pecar, nuestra rebeldía debilitará nuestra influencia en los inconversos; pero si vivimos rectamente, se acrecentará el impacto de nuestro testimonio del evangelio.
  • Contrista el corazón de Dios. Los padres ejemplares lamentan las decisiones erróneas de sus hijos y el Padre celestial se entristece al vernos controlados por el pecado.
  • Limita nuestro potencial para servir a Dios. Si no confrontamos debidamente nuestros problemas, no podremos satisfacer sus propósitos en las tareas que Él nos encomiende.
  • Perjudica nuestro cuerpo. La ansiedad, la amargura, el rencor, el enojo y otras emociones negativas causan estragos en nuestros cuerpos.

La verdad que nos hace libres nos exhorta a recordar:

  • Nuestra relación personal con Cristo. Si somos creyentes, Él ha perdonado todos nuestros pecados; jamás podremos perder la salvación.
  • Posición. Ya no somos enemigos de Dios, sino hijos suyos y tenemos acceso al trono de la gracia para recibir el socorro oportuno en cualquier momento (He 4.16).
  • Posesión. El Espíritu Santo habita en nosotros y Él nos capacitará en cada circunstancia. Dios nos ha impartido su naturaleza y todo lo necesario para honrarlo y obedecerlo (2 P 1.3, 4).
  • Dignidad. Como hijos de Dios somos de gran estima para Él y muy útiles para cumplir su voluntad y servirle con fidelidad.

REFLEXIÓN

¿Está usted luchando con algunos de los aspectos mencionados en este mensaje? Si ha aceptado el don de la salvación de Dios, ya es hijo suyo y tiene acceso al trono de la gracia para obtener la victoria. Con la autoridad y el poder del Espíritu Santo usted podrá superar cualquier atadura siguiendo las sendas de justicia por las que le conducirá el Buen Pastor (Sal 23.3).

Como hijos de Dios, los creyentes ya gozamos de la libertad que Cristo nos ha dado; solo necesitamos declararlo por fe. Para afirmarlo podremos orar como sigue: “Señor, te confieso que por mucho tiempo he sido cautivo de este aspecto de la esclavitud al pecado. Gracias por tu oferta del perdón y ahora te suplico que me liberes y me concedas la victoria sobre este pecado”.

  • ¿Qué le impide ser completamente libre y experimentar el amor de Cristo? ¿Es alguna atadura autoimpuesta?
  • Si usted viera a un ser querido viviendo con las mismas ataduras, ¿qué consejo le daría? ¿Por qué nos resulta mucho más fácil dar consejos que aceptarlos?

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