No siempre entendemos por qué Dios actúa de la manera en que lo hace. Pero podemos estar seguros de que siempre tiene el control. En momentos así, es útil recordar que Dios ve el panorama completo y trabaja para cumplir sus propósitos. En este mensaje, el Dr. Stanley esboza siete verdades de las Sagradas Escrituras para recordarnos que no importa lo que veamos, podemos confiar en que Dios cumplirá todas sus promesas y completará su plan perfecto.
Este mensaje fue grabado antes de la crisis de COVID-19. Para proteger a nuestro personal y a la comunidad, estamos siguiendo las pautas de seguridad y practicando el distanciamiento social. Apreciamos su comprensión.
Bosquejo del Sermón
La promesa y el plan
PASAJE CLAVE: Éxodo 3.10-14
LECTURAS DE APOYO: Éxodo 4.16; 6.1; 7.1-6 | Salmo 103.19 | Proverbios 3.5, 6 | Hechos 2.21 | Romanos 9.17 | Filipenses 4.19 | Hebreos 10.23, 36; 13.5
INTRODUCCIÓN
Debemos tener cuidado de no confundir la generosidad de Dios con nuestras expectativas de Él.
Por ejemplo, algunos piensan que recibir a Jesucristo como Salvador personal hará sus vidas mucho más llevaderas, pero al enfrentar dificultades, se decepcionan. Puede que otros se apropien de una promesa bíblica y lleguen a creer que Dios no ha cumplido su palabra, si no han recibido lo que esperaban. Sin embargo, el Señor siempre es bueno y sus promesas siempre son verdaderas. Aunque no podamos comprender lo que Dios esté haciendo, aun podemos confiar en Él.
DESARROLLO DEL SERMÓN
Moisés quedó atónito por lo que vio y escuchó al tener un encuentro con Dios en la zarza ardiente, pero obedeció. Fue a Egipto y le dijo a faraón que dejara libre al pueblo de Israel; mas no recibió el resultado que esperaba. La respuesta de faraón fue añadir más trabajo y cargas a sus vidas.
Es probable que todos hayamos experimentado algo similar. Obedecimos a Dios, pero poco después enfrentamos sufrimientos y problemas. Luego comenzamos a creer que hemos hecho algo incorrecto o acusamos a Dios de no ser fiel. Ninguna de esas reacciones es la correcta. Lo que debemos hacer es mirar más allá de las circunstancias inmediatas.
Al surgir los problemas, debemos recordar las promesas de Dios.
- Hebreos 10.23: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió”. Debemos estar firmes en el Señor y reconocer que no se nos ha prometido una vida sin problemas.
- Hebreos 10.36: “Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”. La salvación nos permite tener una mejor vida terrenal, pero habrá momentos en los que tendremos que enfrentar dificultades.
- Hebreos 13.5: “No te desampararé, ni te dejaré”. El Señor promete estar con nosotros en medio de las pruebas.
Dios le dio a Moisés promesas muy específicas. Le dijo que faraón dejaría ir a su pueblo de Egipto (Ex 6.1). Pero también le declaró que endurecería el corazón del faraón, para que no los liberara y así el Señor multiplicaría sus señales y milagros (Ex 7.3). La promesa era segura, pero la labor no parecía nada fácil.
Dios obra con el panorama completo en mente.
Como Moisés no podía ver la perspectiva de Dios, pudo haberse preguntado cómo ayudaría a la liberación de Israel endurecer el corazón de faraón. Sin embargo, sabía que el nombre del Señor era YO SOY. El Dios eternal que existe en el pasado, presente y futuro podía usar el corazón endurecido del rey para liberar a su pueblo, aunque esto les causara un sufrimiento temporal. Tenían que aprender a ver más allá de la situación inmediata y confiar en que Dios resolvería cada detalle y obraría para el bien de su pueblo; y nosotros debemos hacer lo mismo.
Dios obra para lograr su propósito aun cuando no lo entendamos.
El Señor prometió rescatar a los israelitas de Egipto, pero tenía un propósito que iba más allá. “Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando extienda mi mano sobre Egipto, y saque a los hijos de Israel de en medio de ellos” (Ex 7.5). Sin embargo, ese no era su máximo propósito. Su meta principal era crear la nación judía, por medio de la cual vendría nuestro Salvador y Redentor Jesucristo.
Moisés no podía percibir todo lo que Dios tenía en mente, nosotros tampoco podemos. Pero si confiamos en Él incluso en esas ocasiones en las que no comprendemos lo que hace, Él fortalecerá nuestra fe.
Debemos confiar en que Dios cumplirá sus promesas.
Proverbios 3.5, 6 nos enseña a no apoyarnos en nuestra propia prudencia, sino a confiar en el Señor de todo corazón. Lo cual fue justo lo que tuvo que hacer Moisés. Su confianza estaba cimentada en las palabras que había escuchado de Dios, hoy tenemos la revelación escrita y completa de la Palabra de Dios como base de nuestra seguridad y confianza. Todo lo demás que tenemos puede desvanecerse, pero la Palabra del Señor permanece para siempre y nunca cambia. Dios garantiza todas sus promesas.
Dios es el soberano del universo y todo está en su poder.
“Jehová estableció en los cielos su trono, y su reino domina sobre todos” (Sal 103.19). Esto significa que tiene el poder y la autoridad para reinar sobre todo lo que existe. Faraón no era rival para Él, ni podía hacer nada contra Moisés, pues el Señor estaba a su lado.
El soberano Señor de todo lo que existe también está con nosotros por medio de su Espíritu Santo. Cada suceso en nuestra vida está bajo su control, y siempre obra para cumplir su perfecta voluntad en nosotros y por medio nuestro.
A menudo Dios tiene un plan inesperado para suplir nuestras necesidades.
Faraón fue un rey orgulloso que dominó a los hebreos y reinó sobre Egipto; pero fue Dios quien lo puso en esa posición. “Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra” (Ro 9.17).
Fue la muerte de su hijo en la última plaga lo que convenció a faraón de dejar ir al pueblo de Dios. Nunca llegó a ser creyente, pero la demostración del poder de Dios sobre él se supo en el mundo entero. Aún en nuestros días, los judíos celebran la Pascua y su redención de la esclavitud de Egipto. Así como los hebreos no podían ver la redención de Dios hasta ser liberados, no siempre podemos ver lo que el Señor hace en medio de los tiempos difíciles. Sin embargo, incluso en medio del dolor más grande, nos enseña a tener fe en que obra para nuestro bien.
Dios nunca llega tarde con su liberación.
Puede que oremos por mucho tiempo sin recibir respuesta, mientras enfrentamos situaciones dolorosas y nos preguntamos por qué Dios no nos rescata; pero Él nunca se atrasa según su tiempo perfecto.
Los hijos de Israel pueden haberse preguntado por qué Dios esperó 400 años para rescatarlos de la esclavitud. Sin embargo, durante todos esos años, la familia de José llegó a ser una gran multitud. En su tiempo perfecto, el Señor se les reveló y demostró su maravilloso poder y amor al rescatarlos milagrosamente de Egipto, para que fuesen una gran nación.
Este es el mismo Dios Todopoderoso en quien confiamos para ser salvos. Nos ha dado su Palabra, y cada promesa es segura. En medio de las tormentas de la vida, podemos saber que estamos seguros por la eternidad en nuestro Salvador, quien nos ama y cuida.
REFLEXIÓN
- ¿Sus expectativas le han confundido en cuanto a la naturaleza de Dios o su cuidado? ¿De qué manera un entendimiento bíblico del Señor le ayuda en los momentos en que no comprende lo que sucede?
- ¿De qué forma esta historia de Moisés y la liberación de Israel le ayudan a entender mejor la manera en la que el Señor obra en la vida de usted?
Enlace de descarga
Este mensaje es parte de la serie Lecciones que aprendemos de la vida de Moisés.