Todo el mundo tiene el don de la fe. Ya sea que usted no haya aceptado a Cristo como Señor y Salvador o ya sea salvo, usted ejerce la fe por medio de lo que hace. El Dr. Stanley explica que seguir a Dios es un esfuerzo consciente porque sus caminos son perfectos.
Bosquejo del Sermón
LA FE PARA SEGUIR
PASAJE CLAVE: Proverbios 3.5-8
LECTURAS DE APOYO: Proverbios 3.1-4; 26.12 | Malaquías 3.10
INTRODUCCIÓN
La gracia de Dios se evidencia en que tiene un plan específico para nuestra vida, el cual desea revelarnos.
A pesar de que Dios ha diseñado un plan específico para cada uno de nosotros, en ocasiones nos resulta difícil reconocer lo que ha hecho. Avanzamos por la vida sin detenernos a pensar en Él. En vez de perder tiempo en lo que no es importante, tenemos que confiar en que el Señor tiene un propósito para nuestra vida, y procurar descubrir su voluntad y obedecerlo.
DESARROLLO DEL SERMÓN
Si no confiamos por completo en Dios, dudaremos del camino que ha escogido para nosotros.
Aunque Dios siempre nos guía por el camino correcto, nuestros temores e inseguridades pueden llegar a desviarnos de sus caminos. Proverbios 3.5-8 nos revela lo que el Señor demanda de nosotros.
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia” (v. 5).
- Dios desea que confiemos en Él. La confianza consiste en creer en la integridad, habilidad y carácter moral de una persona. Esa es la confianza que debemos tener en nuestro Padre celestial. Solo de esa manera podremos seguir aquello que nos ordena y demanda de nosotros. Si no tenemos fe, no lo seguiremos ni viviremos de acuerdo a su voluntad. Pero si confiamos y lo obedecemos en nuestro diario vivir, podremos testificar de que nunca nos ha fallado.
- El fundamento para confiar en Dios es su soberanía. Es Él quien reina sobre todo lo que existe. Su soberanía consiste en su sabiduría, poder y rectitud unidas en un solo ser. El plan de Dios siempre es bueno, incluso en esas ocasiones en las que no nos parezca así. No siempre podemos comprender por qué permite que las enfermedades, las dificultades y las pruebas lleguen a nuestra vida, pero podemos tener la seguridad de que nos ama incondicionalmente. Si no lo creemos, dudaremos de su propósito cuando suceda aquello que no esperábamos. Por eso nos dice que no debemos apoyarnos en nuestra propia prudencia. Aunque no entendamos lo que nos sucede, siempre podemos confiar en Dios, pues Él nunca cambia. Y sabemos que en todo momento es amoroso, misericordioso y amable para con nosotros. De manera que podemos descansar en su soberanía, pues nos conoce y ha escogido el camino que debemos seguir.
- Debemos confiar en Dios de todo corazón. En vez de apoyarnos en nuestro conocimiento y razonamiento, debemos depositar toda nuestra confianza en el Señor. Esto requiere, no solo que estemos de acuerdo con Dios, sino que también tengamos fe en Él. Estar de acuerdo significa que coincidimos en lo que es correcto, sin embargo, la fe genuina se demuestra con acciones. Es decir, que hacemos aquello que Dios nos ordena, pues confiamos en que nos guiará por el camino correcto. Creer en el Señor de todo corazón también significa que no podemos escoger las áreas que le confiaremos, mientras tratamos de mantener otros aspectos de nuestra vida bajo nuestro control. No es sabio depender en nuestra propia opinión, pues poseemos un entendimiento limitado, mientras que el Señor posee un conocimiento completo y eterno. Aun en esas situaciones que no son de nuestro agrado o que no llegamos a comprender, podemos apoyarnos en su amorosa sabiduría y tener fe.
“Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas” (v. 6).
- Debemos reconocer a Dios en nuestra vida. Eso significa, no solo reconocer que Dios existe, sino que admitimos que es el Señor de nuestra vida. Es Él quien tiene toda autoridad y derecho de guiarnos en cada paso que demos a diario. Es en cada decisión que tomamos que lo reconocemos al rendirnos ante su voluntad y confiar por completo en sus planes.
- “Él enderezará tus veredas”. Dios nos protege de las malas decisiones cuando seguimos su guía y dirección, nos ayuda a esquivar los obstáculos que enfrentaremos y quita de nosotros toda confusión y duda. En otras palabras, el camino correcto es siempre el de la obediencia a Dios. Puede que en ocasiones tropecemos, o que necesitemos ser corregidos, pero el Señor nos guiará de regreso a su camino cuantas veces sean necesarias si mantenemos una actitud de obediencia. Sus caminos no siempre serán los más fáciles de seguir, pero podemos estar convencidos de que son los mejores. Puede que al elegir nuestro propio camino todo parezca bien al principio, pero eventualmente sufriremos las consecuencias de escoger las veredas de este mundo.
“No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal” (v. 7).
Después de instruirnos en lo que debemos hacer, Dios nos advierte:
- “No seas sabio en tu propia opinión”. Proverbios 26.12 nos dice: “¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él”. Cada vez que escogemos seguir nuestra opinión, en vez de confiar en el Señor, actuamos neciamente, pues un día llegaremos ante su presencia y tendremos que rendirle cuentas por nuestra manera de vivir. Pero si somos sabios buscaremos al Señor, escucharemos su dirección y confiaremos en su guía. Como no puede mentir, sabemos que cumplirá sus promesas, pues todo lo que nos ha dicho es cierto.
- “Teme a Jehová, y apártate del mal”. Temer al Señor significa reconocerlo y honrarlo, no solo como el Soberano del universo, sino como el Señor de nuestra vida. Si en verdad creemos esto, nos alejaremos del pecado y buscaremos hacer lo que le agrade a nuestro Padre celestial.
“Porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos” (v. 8).
Cada día enfrentamos decisiones que debemos tomar, y lo que decidamos estará basado en la confianza que tengamos en el Señor. Debemos confiar en que Él tiene un plan específico para nuestra vida y ha escogido el mejor camino que debemos seguir. Si estamos dispuestos a escuchar su voz y confiar en su voluntad, nos daremos cuenta que sus caminos nos llevan a lo que es mejor para nuestra vida. Es de esa manera que podremos disfrutar de la paz, seguridad y satisfacción que recibimos al seguir sus caminos y no los nuestros.
REFLEXIÓN
- ¿Cuál es el aspecto de su vida en el que más le cuesta confiar en Dios? ¿Por qué cree que es tan difícil hacerlo? ¿Cuáles promesas de la Biblia pueden ayudarle a confiar en el Señor?
- ¿Reconocer que Dios es Soberano sobre todo lo que ocurre le ayuda a confiar en Él? ¿Por qué o por qué no? ¿Cuáles de sus otros atributos le motivan a depositar su confianza en el Señor?
- Es más fácil confiar en alguien que conocemos bien, que en aquél del que no sabemos mucho. Por eso debemos preguntarnos: ¿Qué tanto conocemos a nuestro Padre celestial? Y como la Biblia es la revelación de Dios, ¿qué necesitamos hacer para aumentar nuestra confianza en el Señor?