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Sermón de TV

El primer paso

Si creemos que el Señor Jesús es el Hijo de Dios y confiamos en Él para nuestra salvación, seremos salvos.

5 de agosto de 2023

En este mensaje, el Dr. Stanley explica que vivimos en un mundo donde las creencias de la gente están cambiando. Muchos han decidido que la Palabra de Dios ya no sirve de nada. Pero a pesar de este desafío, debemos recordar que la muerte sacrificial, sustitutiva y suficiente de Jesucristo en la cruz pagó por completo nuestra deuda de pecado. Si creemos que el Señor Jesús es el Hijo de Dios y confiamos en Él para nuestra salvación, seremos salvos.

Bosquejo del Sermón

EL PRIMER PASO

PASAJE CLAVE: Hechos 16.22-40

LECTURAS DE APOYO: Isaías 59.2 | Ezequiel 18.4 | Mateo 7.22, 23 | Juan 3.16; 14.6 | Romanos 3.23; 5.5-11; 6.23 | 2 Corintios 5.17 | Efesios 1.13, 14; 2.1-5 | Tito 3.3-7 | Hebreos 9.27

INTRODUCCIÓN

Los primeros pasos

Cuando un niño comienza a dar sus primeros pasos, los padres, muy emocionados, comparten con sus familiares y amigos el maravilloso logro. Sin embargo, pronto se dan cuenta de que eso solo fue el comienzo de una nueva etapa llena de nuevos retos. Pero lo más importante es que ese primer paso fue el comienzo de una nueva etapa en la vida de ese pequeño.

De la misma manera, la vida cristiana comienza con un primer paso: la salvación. Pero muchos tropiezan en esta etapa, pues piensan que pueden llegar al cielo si son buenos. Otros creen que lo más importante es creer que Dios existe. Pero la salvación solo se alcanza al tener una relación personal con el Señor, por medio de su Hijo.

DESARROLLO DEL SERMÓN

¿Qué es lo próximo?

Cuando el carcelero de Filipos le preguntó a Pablo y a Silas qué debía hacer para ser salvo, ellos le respondieron “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo” (Hch 16.30, 31). Esto es algo tan sencillo que aun los niños pueden comprenderlo; sin embargo, debemos dedicar tiempo a meditar en nuestra redención, para apreciar verdaderamente lo que el Señor ha hecho por nosotros. La Salvación puede ser definida como la obra de gracia que Dios ha hecho al perdonar nuestros pecados y darnos vida eterna. Eso significa que no somos salvos por nuestras buenas obras, sino por la gracia de Dios, la cual consiste en su inmerecido favor y amor.

Para que podamos apreciar lo que el Señor ha hecho por nosotros, debemos entender la condición espiritual que teníamos.

Efesios 2.1 nos dice que estábamos muertos en nuestras faltas y pecados. Existen tres significados diferentes de muerte de acuerdo a lo que leemos en la Biblia. La muerte física ocurre cuando termina nuestra vida terrenal. La muerte espiritual ocurre cuando somos separados de Dios por nuestros pecados. La muerte eterna es la que sufren aquellos que no son salvos, y como consecuencia, no pueden pasar la eternidad con Dios.

Aquellos que viven lejos de Cristo no tienen esperanza alguna, pues sus pecados los han separado de Dios, y al morir serán juzgados y tendrán que pagar la penalidad por sus pecados, la cual es la muerte eterna (He 9.27). “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo” (Ef 2.4, 5). Y aunque todos morimos físicamente, aquellos que han entregado su vida a Cristo no vivirán separados de Dios, ni tendrán que sufrir la muerte eterna, pues se les ha dado vida eterna.

Dios nos salva porque nos ama y sabe que no hay nada que podamos hacer para salvarnos a nosotros mismos.

Sin embargo, fue necesario que su Hijo muriese, para que así pudiéramos ser reconciliados con Él (Ro 5.10). Esa fue la única manera en la que nuestros pecados podían ser perdonados, sin llegar a violar su propia Ley, la cual exige la muerte como paga por nuestros pecados (Ez 18.4). Como Jesús es Dios y hombre, es el único que ha podido vivir sin pecar. Al morir en la cruz, nuestro Padre celestial puso sobre Él todos y cada uno de nuestros pecados.

  • La muerte de Jesús fue sacrificial. Los sacrificios de animales del Antiguo Testamento solo eran una sombra del perfecto cordero de Dios, quien vendría a ser la expiación final del pecado, gracias a su preciosa sangre.

  • La muerte de Cristo fue substitutiva. Ya no tenemos que pagar la deuda que teníamos por nuestros pecados, pues Jesús recibió nuestro castigo.

  • Su muerte fue suficiente. Todo lo que tratemos de hacer para ganar nuestra salvación será en vano ante Dios, pues Él es santo y nosotros pecadores. Pero como Jesús es perfecto, su sacrificio por nosotros fue aceptado ante el Padre.

Jesús es el único camino para llegar al padre y recibir el perdón y la reconciliación (Jn 14.6). No existe otro camino. Si creemos que Jesucristo es el Hijo de Dios y confiamos en Él para salvación, somos perdonados.

El resultado de la salvación de Cristo es la transformación

Desde el momento en que recibimos a Jesús como nuestro Salvador personal, Dios viene a morar en nuestra vida por medio del Espíritu Santo. Nuestra antigua manera de vivir no va de acuerdo con el Señor, y su Espíritu obra en nosotros para que podamos llegar a ser semejantes a Él. Segunda a los Corintios 5.17 nos dice lo siguiente: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.

La salvación es un regalo de Dios que debemos aceptar

Al morir, Jesús pagó la deuda que teníamos como consecuencia de nuestros pecados y le dio la oportunidad al mundo de ser salvo, pero es crucial que cada persona reciba ese regalo.

  • Creer. La fe salvadora consiste en confiar en Jesús como Hijo de Dios, para así recibir el perdón de pecados y la vida eterna. Debemos creer que Cristo pagó el precio de nuestro pecado y pedirle que nos perdone. En ese momento el Espíritu Santo viene a morar en nuestra vida y nos sella como hijos de Dios.

  • Rendirse. Cuando aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, también lo recibimos como el Señor de nuestra vida. Eso significa que le damos el derecho de guiarnos y gobernarnos de acuerdo a su voluntad.

  • Arrepentimiento. Poner nuestra mirada en Cristo significa que hemos dejado a un lado nuestro antiguo estilo de vida. El arrepentimiento consiste en sentirnos mal por nuestros pecados, pero además, tener el sincero compromiso de abandonarlos y caminar en obediencia con Cristo. Eso no significa que perderemos nuestra salvación al pecar. En ocasiones nuestra vieja naturaleza y nuestras debilidades salen a flote, pero cada vez que caigamos, tenemos el privilegio de arrepentirnos y pedirle perdón a Dios.

REFLEXIÓN

  • ¿Ha usted reconocido sus pecados y le ha pedido a Jesucristo que le perdone y que venga a ser el Salvador de su vida?

  • Después de ser salvos venimos a ser como niños que dan sus primeros pasos. Los nuevos creyentes no comprenden todas las doctrinas de la salvación. Sin embargo, una vez que somos hechos salvos, tenemos la responsabilidad de aprender lo que Dios ha hecho por nosotros. ¿Por qué cree que es importante que conozcamos más sobre nuestra salvación?

  • ¿Cómo se siente en relación al señorío de Cristo? ¿Por qué podemos afirmar que el someternos al Señor es una bendición? Si le resulta difícil rendirse a su autoridad, pídale al Señor que le ayude a conocer más de su amor, bondad y sabiduría para que así pueda disfrutar su señorío.

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