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Sermón de TV

El poder de meditar en la Palabra de Dios

Un solo versículo bíblico puede tener significado, promesa y poder para transformar.

Charles F. Stanley 11 de septiembre de 2021

¿Cuántas veces leemos un versículo bíblico y horas después, o un día después, descubrimos que no podemos recordarlo? A todos nos pasa de vez en cuando. Leemos la Palabra de Dios, pero no siempre pensamos en los pasos a seguir para ponerla en práctica.

Este mensaje fue grabado antes de la crisis de COVID-19. Para proteger a nuestro personal y a la comunidad, estamos siguiendo las pautas de seguridad y practicando el distanciamiento social. Apreciamos su comprensión.


Bosquejo del Sermón

El poder de meditar en la Palabra de Dios

PASAJE CLAVE: Salmo 19.14; 119.97-105

LECTURAS DE APOYO: Josué 1.9 | Salmo 86.11; 104.34 | Mateo 7.7; 14.21-23 | Marcos 1.35 | Filipenses 4.19 | 1 Juan 1.9

INTRODUCCIÓN

Quizás a todos nos haya pasado que, poco después de haber leído un pasaje bíblico, no podemos recordar su contenido.

Como sabemos que todos los cristianos debemos leer las Sagradas Escrituras, a veces lo vemos como una tarea más en la lista de quehaceres y no como una valiosa oportunidad para estar en comunión con Dios. Aunque una permanente lectura de la Biblia es importante, nuestra mente debe estar comprometida y enfocada para beneficiarse de ello. En otras palabras, necesitamos aprender a meditar en la Palabra de Dios y no tan solo leerla.

DESARROLLO DEL SERMÓN

Dios nos facilitó las Sagradas Escrituras para que pudiéramos conocerlo. Aunque nadie pueda comprender a cabalidad todo lo que fue escrito por Dios infinito, Él nos ha dado la oportunidad a los cristianos de entender su Palabra. Sin embargo, esa comprensión no es la meta final. Para que podamos ser transformados por la Palabra, también debemos aplicar en nuestra vida lo que nos enseña.

Así que, mientras leemos, debemos meditar en su Palabra y ponerla en práctica al pedirle al Señor que nos la aclare y nos muestre cualquier palabra de exhortación, de advertencia o de su voluntad para nosotros. La meta no consiste solo en terminar un plan de lectura bíblica, sino que nuestra meditación agrade a Dios (Sal 104.34).

El Señor ha preservado su Palabra para que cada generación pueda leerla, escucharla y aplicarla. Las Sagradas Escrituras deben ser tan preciadas para nosotros como lo eran para David, quien dijo: “¡Oh, cuánto amo yo tu ley!

Todo el día es ella mi meditación” (Sal 119.97). La Palabra de Dios nos da sabiduría, visión, entendimiento y nos protege del pecado y de los malos caminos. Es una lámpara a nuestros pies y una lumbrera que nos guía en nuestro andar diario (Sal 119.98-105).

Si en verdad creemos todo lo que nos dice este Salmo, leeremos la Biblia en vez de llenar nuestra mente con ideas que provienen de otras fuentes que nos desvían. Aquello que dejamos entrar en nuestra mente influencia nuestro comportamiento. Justo eso es lo que las Sagradas Escrituras harán si sintonizamos nuestro corazón con sus enseñanzas y no con las del mundo.

¿A qué nos referimos al hablar de la meditación?

La meditación es el proceso mediante el cual aprendemos a escuchar al Señor por medio de su Palabra, a aplicar los principios bíblicos en nuestra vida y a observar cómo Dios obra.

Desde el momento que aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador, el Espíritu Santo vino a morar en nuestra vida y nos selló como hijos de Dios, nos empoderó para vivir en rectitud y nos enseñó a creer y comprender su Palabra. Al meditar en las Sagradas Escrituras, el Espíritu Santo aplica sus enseñanzas a nuestra vida, de acuerdo con nuestras necesidades momentáneas, para darnos la perspectiva correcta y la dirección que necesitamos ante cualquier situación que enfrentamos.

Las personas que no tienen a Cristo carecen de la guía del Señor y son semejantes a un barco a la deriva en medio del océano, sin brújula ni mapa. Sin embargo, como cristianos, tenemos acceso a la dirección divina de por vida. Al meditar pensamos en lo que nuestro Padre celestial ha dicho y oramos como David lo hizo: “Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad; afirma mi corazón para que tema tu nombre” (Sal 86.11).

¿En qué consiste la meditación bíblica?

  • En enfocarnos en Dios y dejar todo lo demás a un lado. La meditación requiere tiempo a solas con el Señor, en su Palabra y oración, sin distracciones externas.
  • En escuchar más que hablar. Mientras tratamos de comprender su Palabra en silencio, el Señor nos muestra verdades que debemos considerar.
  • Es la actividad más importante en la vida de un seguidor de Cristo. El Señor mismo demostró la necesidad que tenemos de pasar tiempo a solas con Dios. Después de haber alimentado a una multitud de más de 5000, los despidió, les dijo a sus discípulos que se adelantaran en su travesía y subió al monte para orar a solas por varias horas (Mt 14.21-23). En otra ocasión se levantó muy temprano de mañana, para ir a un lugar desierto con el propósito de orar (Mr 1.35). Si el Hijo de Dios necesitaba tiempo a solas con su Padre, ¿cuánto más nosotros?

¿Cuáles son los resultados de la meditación bíblica?

  • Calma nuestro espíritu. Cuando nos sentimos afligidos, la Palabra de Dios trae paz a nuestro corazón, pues nos reafirma su fidelidad, amor y soberanía sobre nuestras vidas.
  • Ilumina nuestra mente para que pensemos como piensa Dios. Necesitamos aprender a pensar como el Señor. Eso solo es posible cuando comprendemos sus caminos y sus planes tal y como lo revela en la Biblia. Es al hacer eso que sentimos paz y confiamos en nuestro Padre celestial.
  • Aumenta nuestra energía. En momentos de debilidad encontramos fortaleza en la Palabra de Dios. El Señor sabe lo que necesitamos y proveerá conforme a sus riquezas en gloria (Fil 4.19). Cuando somos incapaces por nosotros mismos, el Señor nos da su fortaleza.
  • Purifica nuestro corazón. Es al meditar en su Palabra que el Espíritu Santo nos muestra esos pecados en nuestras vidas que debemos confesar para arrepentirnos y para que podamos ser limpiados y perdonados por el Señor (1 Jn 1.9).
  • Amplía nuestra percepción de Dios. Meditar en la Palabra de Dios revela aspectos de la naturaleza del Señor que quizás no conocíamos antes. Su amor para salvar a los pecadores, su capacidad para perdonar a quienes no lo merecemos, y su cuidado e interés hacia cada detalle de nuestra vida nos asegura que es bueno y fiable.
  • Amplía nuestra percepción de Dios. Meditar en la Palabra de Dios revela aspectos de la naturaleza del Señor que quizás no conocíamos antes. Su amor para salvar a los pecadores, su capacidad para perdonar a quienes no lo merecemos, y su cuidado e interés hacia cada detalle de nuestra vida nos asegura que es bueno y fiable.
  • Aumenta nuestro amor por Dios. Mientras más conocemos al Señor por medio de su Palabra, más crecerá nuestra devoción hacia Él. Algunos pasajes de la Biblia nos inspirarán a amarlo más y se convertirán en recordatorios de su amor, cuidado y provisión para nosotros.
  • Nos hace más sensibles a la autoridad y al poder de Dios. Mientras nuestra perspectiva de Dios aumenta, más nos damos cuenta de lo mucho que dependemos de Él y de cuán humilde debemos ser ante su presencia en lugar de caminar en orgullo.
  • Fortalece nuestra fe. Nuestra confianza en el Señor aumenta al aprender de su fidelidad en su Palabra y experimentarla en nuestra vida, por medio de las oraciones contestadas.
  • Nos hace más conscientes de la presencia de Dios. El tiempo a solas con el Señor nos hace más sensibles a su constante presencia y a su obra en nuestra vida.
  • Nos infunde gozo. Después de meditar en la Palabra de Dios sentimos gozo al reconocer que está en control.

REFLEXIÓN

  • Al leer la Biblia, ¿dedica tiempo para pensar en sus enseñanzas y en la manera en la que Dios desea que las aplique en su vida? De no ser así, ¿qué excusas usa? ¿Qué cambios puede hacer para ayudarle a meditar en la Palabra de Dios?
  • ¿De qué manera la Biblia le ha exhortado, fortalecido, guiado o redargüido cuando dedica tiempo para leerla y orar? ¿Qué otros beneficios ha experimentado de la meditación?

Enlace de descarga

Este mensaje es parte de la serie La meditación en la Palabra de Dios.

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