El orgullo es el pecado que constituye la raíz de todos los demás. En este mensaje, el Dr. Stanley nos invita a reflexionar en cuanto al patrón de conducta que conduce al orgullo y su papel como enemigo de la humildad. Si estamos dispuestos a confrontar nuestro orgullo, Dios nos dará un espíritu de humildad en la medida en que respondamos con sumisión a su voluntad.
Bosquejo del Sermón
La humildad es algo que admiramos en la vida de los demás y deseamos cultivar en la nuestra. Sin embargo, hay un obstáculo que todos enfrentamos tarde o temprano. Hoy, el Dr. Stanley nos habla acerca del pecado más devastador que existe: el orgullo, y nos enseña los pasos prácticos que debemos seguir para despojarnos de él.
Pasaje clave: 1 Pedro 5.1-7
Lecturas de apoyo: Génesis 3.5; Proverbios 6.16; 8.13; 16.5; Isaías 14.13, 14; 2 Corintios 12.7-9; 1 Juan 2.15, 16
El orgullo es el pecado que más nos cuesta identificar en nuestra vida, el más difícil de confesar y el más aborrecido por Dios. Va en contra de la humildad.
►“El orgullo y la rebeldía van siempre juntos”.
Es importante recordar que…
Todos en la iglesia necesitan ser humildes (1 P 5.1-7).
El orgullo es un obstáculo para la humildad.
El orgullo significa elevarnos sobre los demás y creer que somos superiores.
El orgullo surgió de Satanás (Is 14.13, 14).
Desear ser como Dios es un tipo de orgullo (Gn 3.5).
El orgullo siempre nos conduce a la rebeldía.
La indulgencia malsana hacia los placeres del mundo no proviene del Señor (1 Jn 2.15, 16).
¿Qué piensa Dios sobre el orgullo?
Es una abominación y lo aborrece (Pr 6.16; 8.13).
No quedará impune (Pr 16.5).
No es de su agrado, porque es una actitud que nos destruye (1 P 5.5).
El Señor resiste con firmeza a los soberbios y sus esfuerzos.
Tenga en cuenta que…
No existe un orgullo humilde ni una humildad orgullosa.
El orgullo es todo lo contrario a lo que Jesucristo fue y es.
¿Cómo debemos lidiar con nuestro orgullo? Debemos…
Examinarnos con una mente abierta y sincera.
Reconocer que somos inferiores en comparación con la soberanía y el poder de Dios.
Pedirle de forma sincera al Señor que nos revele las áreas donde hay orgullo.
Darle permiso a otra persona, para que nos ayude a detectar el orgullo.
Dejar de defendernos.
► “Dios permitió que el dolor, las pruebas y el sufrimiento llegaran a la vida de Pablo para protegerlo del orgullo”.
Recibir los problemas como protección de Dios contra el orgullo (2 Co 12.7-9).
Responder con una sumisión absoluta ante la voluntad y el propósito de Dios para nuestra vida.
► “Le pido que deposite toda su confianza en Jesucristo en este instante. Él cambiará su vida y su destino eterno”.
Después de ver el sermón
El Dr. Stanley sugiere que permitamos que un amigo de confianza nos ayude a estar más apercibidos del orgullo en nuestra vida. ¿Quién puede llegar a ser esa persona en su caso?
¿Usted enfrenta algún “aguijón en la carne”, el cual puede ser visto como un regalo de Dios para que no se vuelva orgulloso? Clame al Señor en oración y pídale su dirección sobre este asunto.