Dios nos permite elegir entre seguirlo o ignorarlo. Pero eso no significa que se dé por vencido y nos deje vagar sin rumbo por la vida. En este mensaje, el Dr. Stanley nos explica cómo Dios es quien nos llama, nos ilumina y nos da la fe para confiar en Él.
Bosquejo del Sermón
Dios escogió a su pueblo desde antes de la creación del mundo, pero la Biblia nos dice que el evangelio es para todos. En el sermón de hoy, el Dr. Stanley examina esta paradoja y nos ayuda a comprender la omnisciencia del Señor y su misterioso amor.
Pasaje clave: Salmo 103.19-22
Lecturas de apoyo: Ezequiel 33.11; Mateo 7.21-23; 11.28, 29; 28.19, 20; Marcos 16.15; Lucas 24.47; Juan 3.16; 6.37; 12.32; Hechos 1.8; Romanos 1.16; Efesios 1.3-6; 2.8; 1 Timoteo 2.3-6; 2 Timoteo 2.9, 10; 2 Pedro 3.9
¿Cómo pueden ser compatibles Hechos 2.21 (“Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”) y Efesios 1.4 (“Según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo”)? ¿Por qué debemos proclamar el evangelio si tal pareciera que Dios ya ha escogido a los que serán salvos?
► “¿Cuándo fue la última vez que le agradeció a Dios el haberle salvado?”.
Dios tiene el control sobre todo lo que existe (Sal 103.19-22).
La salvación es la experiencia por medio de la cual Dios nos rescata de la pena y el poder del pecado, mediante nuestra fe en la obra de Cristo en la cruz.
Dios nos conduce de una actitud de hostilidad hacia Él a una actitud de amor.
A lo largo de la Biblia, el Padre celestial hace el llamado a la salvación (Ez 33.11; Mt 11.28, 29; Jn 12.32; 1 Ti 2.3-6; 2 P 3.9).
También ha escogido de manera específica a los que serán salvos (Ef 1.3-6).
► “La redención es la obra de Dios”.
Dios no relaciona la posibilidad de la predestinación con la idea de un evangelio universal para nosotros.
Algunos teólogos han sugerido que Dios observó el futuro para escogernos basado en cómo responderíamos al evangelio. Sin embargo, hay un problema con esa idea, pues implica que la salvación se basa en lo que hacemos.
No podemos ni tan siquiera llevarnos el crédito por nuestra fe, pues esto es obra de Dios (Ef 2.8).
Las buenas obras y la moralidad no son suficientes para salvarnos (Mt 7.21-23).
La salvación se basa en Cristo (Jn 3.16).
Ser adoptado como hijos de Dios en su reino nos permite tener una verdadera relación con Él.
No tenemos que reconciliar la predestinación con el libre albedrío para aceptar el evangelio. Esto es un misterio de Dios.
Somos salvos por gracia, y tenemos la obligación de compartir nuestra fe con el mundo (Mt 28.19, 20; Mr 16.15; Lc 24.47; Jn 20.21; Hch 1.8).
► “Cristo le dio a la Iglesia la misión de ir y proclamar el evangelio al mundo entero”.
Pablo sufrió en gran manera con tal de cumplir con este gran llamado (2 Ti 2.9, 10).
Debemos mantener nuestro enfoque en la Gran Comisión. No tenemos por qué saber quién será salvo y quién no lo será.
Nuestra responsabilidad consiste en…
Proclamar el evangelio.
Aprender las verdades de Dios.
Prepararnos para representar a Jesucristo mientras vivimos en este mundo.
Agradecer y alabar a Dios por nuestra salvación, y contarles a otros lo que ha hecho en nuestra vida.
No avergonzarnos del evangelio (Ro 1.16).
Recordar que Cristo salvará a todos los que vengan a Él (Jn 6.37).
Después de ver el sermón
El Dr. Stanley dijo: “Todo lo que existe, incluyendo a cada persona, está en la mente de Dios, ante sus ojos, a su alcance, en su presencia, en su poder y bajo su control”. ¿Cómo se sentía en relación a esta declaración antes de escuchar el mensaje de hoy? ¿Cómo se siente ahora?
Dedique tiempo para pensar acerca de cómo era su vida antes de conocer a Cristo, y cómo es ahora. ¿Qué diferencias encuentra? Ore y agradézcale al Señor por todos los cambios que ha hecho en su vida, para su bienestar.