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Sermón de TV

Cuando experimentamos un fracaso en la fe

Aunque Dios siempre es fiel, ¿elige usted confiar en Él en cada momento?

Charles F. Stanley 8 de mayo de 2021

En este importante mensaje, el Dr. Stanley nos muestra en qué consiste fracasar en la fe. Los israelitas pagaron un precio muy alto cuando se inquietaron por el temible informe de sus espías, en vez de creerle a Dios y de seguir a Josué y Caleb a la tierra de Canaán. Descubra cinco razones por las cuales nuestra confianza en Dios vacila, y cobre ánimo para poder mantener la fe en todo momento.

Este mensaje fue grabado antes de la crisis de COVID-19. Para proteger a nuestro personal y a la comunidad, estamos siguiendo las pautas de seguridad y practicando el distanciamiento social. Apreciamos su comprensión.


Bosquejo del Sermón

Cuando experimentamos un fracaso en la fe

PASAJE CLAVE: Números 13; 14

LECTURAS DE APOYO: Salmo 23.4; 27.1 | Filipenses 4.13 | 2 Timoteo 1.7 | Hebreos 13.5

INTRODUCCIÓN

La fe es uno de los dones más importantes que Dios nos da pues somos salvos por fe y también hemos sido llamados a vivir por fe cada día.

Pero hay situaciones que pueden hacer que nuestra fe flaquee. Si nos rendimos ante las dudas, graves consecuencias serán inevitables. En la Biblia se incluyen ejemplos de personas que avanzaron por fe y de quienes no confiaron en Dios. En esos relatos vemos cómo nuestro enfoque determina que nuestra fe flaquee o se fortalezca.

DESARROLLO DEL SERMÓN

Un fracaso en la fe puede ser definido como falta de fe en Dios al ser confrontados con un desafío, una prueba o una tentación. Uno de los ejemplos más evidentes de esto lo encontramos en Números 13 y 14. El Señor había liberado a los israelitas de la esclavitud de Egipto, había abierto las aguas del mar Rojo para que pudieran escapar y los había guiado por el desierto. A este punto de su trayectoria, ya estaban cerca de la tierra de Canaán, la cual Dios les había prometido.

Enviaron espías a esa región.

Moisés escogió a 12 hombres, uno de cada tribu de Israel, para que espiaran la tierra. “Observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso ... y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país” (vv. 18-20).

Cuando los espías retornaron, dieron un informe de lo que habían visto. “Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel ... Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac” (v. 27, 28).

Los espías llegaron a conclusiones diferentes.

Aunque todos los espías vieron lo mismo, dieron recomendaciones distintas. Caleb le dijo al pueblo: “Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos” (v. 30). Pero otros dijeron: “No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros … y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura … y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos” (vv. 31-33).

Moisés había enviado a los espías para determinar la mejor estrategia para conquistar la tierra; pero 10 dieron un mal reporte que desanimó al pueblo y desistieron de entrar a Canaán. Solo Caleb y Josué confiaron en que Dios les permitiría conquistar la tierra que les había prometido.

El fracaso de la fe de los diez espías afectó a todo el pueblo.

La congregación escogió creer el mal reporte, y se quejaron contra Moisés y Aarón diciendo: “¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos! ¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?” (14.2, 3).

La posibilidad de sufrir dificultad hizo que el pueblo olvidara todas las bendiciones que Dios les había dado y cómo había demostrado su fidelidad. Los había liberado milagrosamente de Egipto y guiado por el desierto hacia la tierra que les había prometido. Sin embargo, en vez de confiar en que el Señor continuaría cumpliendo sus promesas, estaban dispuestos a regresar a la esclavitud de Egipto.

Josué y Caleb trataron de apaciguar al pueblo al decirles: “Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis” (vv. 8, 9).

Pero la congregación eligió escuchar las voces equivocadas en vez de confiar en las promesas del Dios Todopoderoso. Su infidelidad les costó la tierra prometida. En vez de conquistar Canaán tuvieron que deambular por el desierto durante 40 años hasta que todos murieron. Solo a sus hijos, junto con Caleb y Josué, se les permitió entrar a esa tierra.

¿Qué causa un fracaso en la fe?

Hay lecciones valiosas en esta historia que nos ayudan a entender por qué la fe puede flaquear.

  • El temor al fracaso. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Ti 1.7). El Señor no desea que nos rindamos ante nuestros temores, sino que nos aferremos a sus promesas. Al igual que los israelitas, tenemos razones suficientes para confiar en Dios, pues ya hemos experimentado su fidelidad.
  • La información falsa. Aunque los 12 espías habían visto lo mismo en Canaán, solo Caleb y Josué confiaron en Dios, pues recordaron su fidelidad al liberarlos de Egipto. Los otros 10 dieron al pueblo una información falsa al predecir que no podrían vencer a los pueblos de esa región. Tristemente, la congregación se dejó guiar por las voces equivocadas y creyeron en esa pésima predicción.
  • No recordar el poder de Dios en el pasado. La reacción del pueblo ante esa situación no se basó en el poder que el Señor ya había demostrado, sino en ellos mismos y en su incapacidad para conquistar la tierra que les había prometido. Aunque Dios ya había demostrado su poder al liberarlos milagrosamente de Egipto y al dividir las aguas del mar Rojo, olvidaron todo eso al estar ante lo que percibieron como un obstáculo insuperable. Solo dos de los espías creyeron que el Señor les daría el poder para conquistar la tierra. Si Dios había vencido a Egipto, también podía vencer a los pueblos de Canaán.
  • No ver la situación desde la perspectiva de Dios. Los israelitas vieron las ciudades fortificadas y los gigantes por medio de sus ojos humanos; pero Josué y Caleb los vieron desde la perspectiva del Señor. Él es el Dios Todopoderoso y cumplirá todo lo que ha prometido.
  • Enfocarse en los obstáculos y no en Dios. El pueblo solo podía ver fracaso y muerte en el futuro, porque creían que su problema era más grande que Dios. En vez de mirar hacia adelante a las promesas que les había dado, miraron atrás a Egipto. No reconocieron que Dios es mucho más grande que cualquier gigante y más fuerte que las ciudades fortificadas.

REFLEXIÓN

  • ¿En qué pone su enfoque al sentir temor o al estar ante un grave problema? ¿Qué lugar tiene Dios en sus pensamientos? ¿Se ha dado cuenta de que la oración hace que los problemas se reduzcan?
  • ¿De qué manera escuchar las voces equivocadas le ha hecho dudar del Señor?
  • ¿Se ha enfocado en sus propios recursos limitados al estar ante un obstáculo que parece insuperable? ¿Qué enseña nuestro Padre celestial acerca de esto en Filipenses 4.13 y en Hebreos 13.5?

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Este mensaje es parte de la serie Lecciones que aprendemos de la vida de Moisés.

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