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Sermón de TV

Consecuencias de un fracaso en la fe

El camino hacia las bendiciones no siempre es fácil, pero Dios está con usted.

Charles F. Stanley 15 de mayo de 2021

El Dr. Stanley explora las consecuencias de no confiar en Dios. Evite la tristeza y la frustración de perderse el plan de Dios y sea diligente en el crecimiento de su fe.

Este mensaje fue grabado antes de la crisis de COVID-19. Para proteger a nuestro personal y a la comunidad, estamos siguiendo las pautas de seguridad y practicando el distanciamiento social. Apreciamos su comprensión.


Bosquejo del Sermón

Consecuencias de un fracaso en la fe

PASAJE CLAVE: Números 14

LECTURAS DE APOYO: Números 13.27-33 | Josué 1.1-9 | Gálatas 6.7 | 1 Juan 1.9

INTRODUCCIÓN

Los cristianos pueden sentirse tentados a pensar que dudar de Dios de vez en cuando no es algo tan malo.

De hecho, todos lo hemos hecho en alguna ocasión; sobre todo al enfrentar situaciones difíciles. Lo que quizás no comprendemos es que hay una bendición al otro lado del problema, si tan solo confiamos y obedecemos a Dios. Pero si dudamos y lo desobedecemos, las consecuencias pueden ser graves e irreversibles. Justo esto fue lo que descubrieron los israelitas cuando sucumbieron al temor y se negaron a obedecer al Señor.

DESARROLLO DEL SERMÓN

Después de vivir en Egipto por 430 años, Dios liberó a los israelitas de la esclavitud. Milagrosamente dividió el mar Rojo para que escaparan, ahogó al ejército egipcio que los perseguía y los guió por el desierto hasta la frontera de la tierra que les había prometido.

Moisés envió a 12 espías a Canaán en preparación para la conquista. Ellos retornaron para reportar que la tierra era buena y fructífera, pero añadieron: “Más el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac” (Nm 13.28).

Caleb, uno de los espías, confió en el Señor y afirmó: “Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos” (v. 30). Pero la mayoría de los otros espías dieron un reporte negativo, pues dudaron de Dios: “No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros… y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura… y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos” (vv. 31-33). 

El fracaso en la fe de los israelitas

El pueblo lloró y clamó toda la noche y acusaron a Dios de haberlos traído a esa tierra para que sus enemigos los mataran y tomaran cautivos a sus esposas e hijos (Nm 14.1-3). En vez de confiar en que el Señor vencería a los habitantes de Canaán, deseaban volver a Egipto, tierra donde fueron esclavos.

Caleb y Josué animaron al pueblo a confiar en Dios y les advirtieron que no debían rebelarse, ni temer a esos pueblos, pues el Señor estaba con ellos y les había quitado protección a sus enemigos (vv. 6-10). Sin embargo, en vez de hacer caso al consejo de los espías fieles, querían apedrearlos. Entonces Dios le dijo a Moisés: “¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?” (v. 11).

Por su bondad, misericordia y amor, el Señor les había ofrecido una maravillosa bendición, un territorio solo para ellos, pero se negaron a creerle. Un fracaso en la fe consiste en no confiar en Dios cuando confrontamos un desafío, una prueba o una tentación. En vez de confiar en que su promesa era segura, cometieron el mayor error de sus vidas al escuchar las voces equivocadas y rechazar al Señor y su tierra.

La reacción de Israel

• Sufrieron una profunda decepción. Estando frente a la frontera con la promesa de Dios a la vista, la reacción de ellos fue quejarse y lamentarse toda la noche, pues no creían que podían conquistar la tierra prometida.

• Tenían una visión distorsionada de sus circunstancias. Aunque en repetidas ocasiones Israel había palpado la fidelidad de Dios, enseguida se olvidaron de todo lo que Él había hecho por ellos en el pasado y dudaron de su bondad, poder y veracidad. Como resultado, se negaron a entrar a la tierra como les había ordenado.

• Causaron sufrimiento a otros. Aunque Moisés intercedió por Israel y Dios los perdonó por su pecado, tuvieron que sufrir severas consecuencias. “Todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá” (vv. 22, 23).

El castigo por su desobediencia fue la muerte. “En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí. Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb… y a Josué…” (vv. 29, 30).

Su desobediencia también afectó a sus hijos. “Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis” (v. 31). “Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto” (v. 33).

• Empeoraron todo al intentar corregir su desobediencia sin la ayuda de Dios. Cuando Moisés le dijo al pueblo del decreto de Dios, se lamentaron y trataron de cambiar el desenlace. “Y se levantaron por la mañana y subieron a la cumbre del monte, diciendo: Henos aquí para subir al lugar del cual ha hablado Jehová; porque hemos pecado” (v. 40).

Aunque Dios es fiel para perdonar el pecado de quienes se arrepienten en verdad, no siempre borra las consecuencias (1 Jn 1.9; Ga 6.7). El intento que hizo Israel por evadir la sentencia de Dios por su desobediencia solo trajo como resultado más rebelión. Moisés les advirtió al decirles: “¿Por qué quebrantáis el mandamiento de Jehová? Esto tampoco os saldrá bien. No subáis, porque Jehová no está en medio de vosotros, no seáis heridos delante de vuestros enemigos” (vv. 41, 42). Pero se rehusaron a escucharlo y como resultado sufrieron una gran derrota militar.

La reacción correcta

Este segmento de la historia de Israel tiene lecciones para nosotros porque también sufrimos fracasos en la fe. Cuando escuchamos las voces equivocadas, dejamos de enfocarnos en el Señor y en su Palabra. Luego olvidamos su fidelidad en el pasado, desarrollamos una visión distorsionada de la situación y retrocedemos por temor de las oportunidades que nos da Dios.

La solución a un fracaso en la fe es meditar en la Palabra de Dios y dejar que sea nuestro enfoque. También debemos recordar que Jehová siempre es fiel a sus promesas y está con nosotros adondequiera que vamos (Jos 1.9).

REFLEXIÓN

  • ¿Alguna vez ha dudado que Dios cumplirá una de sus promesas? ¿En qué se enfocaba su mente? ¿Qué verdad bíblica acerca del Señor hubiera podido fortalecer su fe?
  • Con tal de evadir consecuencias negativas, ¿ha intentado corregir un acto de desobediencia con su propia solución? ¿Por qué será que el Señor ve esto como más rebelión?
  • ¿Cómo han sido afectadas otras personas por los fracasos en su fe? ¿Cómo ha sido usted afectado por la desobediencia de alguien más?

Enlace de descarga

Este mensaje es parte de la serie Lecciones que aprendemos de la vida de Moisés.

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