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Sermón de TV

Cómo transmitir nuestra fe

Descubra cómo transmitir lo más valioso que tenemos como creyentes: nuestra fe.

11 de noviembre de 2023

Lo más valioso que tenemos como creyentes es nuestra fe. En 2 Timoteo 1.3-7, Pablo le recuerda a Timoteo que su fe le fue transmitida por su abuela Loida y su madre Eunice. Nosotros también tenemos que transmitir a los demás lo que creemos. Descubra cómo transmitir su fe.

Bosquejo del Sermón

CÓMO TRANSMITIR NUESTRA FE

PASAJE CLAVE: 2 Timoteo 1.3-7

LECTURAS DE APOYO: Salmo 24.1 | Proverbios 3.5, 6 | Romanos 8.28 | Filipenses 4.19

INTRODUCCIÓN

Cada creyente en Cristo puede dejar un precioso legado espiritual.

Algunos padres, al morir, dejan a sus descendientes una herencia de inversiones, objetos valiosos o propiedades. Pero mucho más importante que posesiones materiales es la herencia espiritual que los seguidores de Cristo pueden dejarles a sus hijos y a otros. Nunca debemos menospreciar el impacto que un ejemplo coherente y consagrado puede tener en la vida de los niños, o en la de aquellos que desean dirección en su caminar con Cristo.

DESARROLLO DEL SERMÓN

Al escribirle a su hijo espiritual Timoteo, Pablo le dijo: “Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia… trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos” (2 Tim 1.3, 5, 6).

Además de este sólido cimiento que provenía de su familia, Timoteo también había recibido una herencia preciosa de Pablo, su padre en la fe. El apóstol transmitió a este joven los principios bíblicos que otros, antes que él, habían tenido, y también la revelación supernatural que Dios le había dado. Como otros le guiaron en la fe, Timoteo creció hasta ser un líder confiable y apto durante las etapas tempranas de la Iglesia, capaz de lidiar con la autoridad y la responsabilidad, a pesar de su corta edad.

¿Tiene usted la clase de fe que vale la pena transmitir a otros?

De ser así, es porque su fe:

  • Se basa en la veracidad de la Palabra de Dios. La Biblia es una fuente confiable de instrucción espiritual, y es la base de nuestra fe y nuestro legado eterno.

  • Se basa en la fidelidad de Dios. En vez de confiar en información que apenas hemos leído o escuchado de otros, nuestra fe debe estar cimentada en la fidelidad que el Señor ha demostrado en nuestra vida.

  • Es digna de que vivamos y muramos por ella. Nuestra fe debe ser el cimiento de nuestra vida diaria. No solo eso, sino que podemos estar seguros de que, al morir, viviremos en la eternidad con el Señor.

¿Cómo transmitimos nuestra fe de una generación a otra?

  • Al compartir con nuestros hijos y nietos los principios bíblicos que hemos aprendido a lo largo de la vida.

    • Dios nos instruye en cuanto al uso del dinero. “De JEHOVÁ es la tierra y su plenitud” (Sal 24.1). Por ejemplo, nos ordena a darle el diezmo de nuestras ganancias y también nos exhorta a evitar las deudas.

    • Dios nos da dirección para nuestra vida. “Fíate de JEHOVÁ de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Pr 3.5, 6). Debemos vivir confiados en que el Señor nos guiará hacia su camino perfecto.

    • Dios provee para nuestras necesidades. En Filipenses 4.19 promete: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.

    • Dios nos fortalece por medio de su Espíritu Santo, para que podamos terminar la misión que nos ha encomendado.

  • Fue durante la época en la que Charles Stanley estaba en la escuela secundaria, cuando su abuelo le explicó estos cuatro principios y le compartió ejemplos de cómo Dios había provisto para varias necesidades. Ese legado le dio un cimiento espiritual invaluable al Dr. Stanley durante toda su vida.

  • Al tener un estilo de vida que sea del agrado de Dios. Los niños observan las decisiones que tomamos a diario. Si les decimos que deben confiar en Jesucristo, pero tratamos de resolver los problemas por nuestra cuenta, les enseñamos que los caminos de Dios no funcionan. Ante situaciones que parecían imposibles, la madre del Dr. Stanley siempre decía: “Confiaremos en Dios”. Luego lo guiaba en oración, casi siempre de rodillas al pie de su cama. Fue por medio de sus acciones que le demostró cuánto confiaba en Cristo en todo momento. En cierta ocasión, cuando Becky, la hija adolescente del Dr. Stanley, sufrió un accidente automovilístico, él se aseguró de no darle prioridad a los daños del vehículo, sino a la vida de su hija.

  • Al perseverar a largo plazo. Para transmitir nuestra fe debemos ser constantes. No solo basta con confiar en Dios en algunas ocasiones, mientras que otras veces hacemos las cosas a nuestra manera, en desobediencia a Él. Padres perfectos no existen, pero cada uno de nosotros debe actuar de forma constante conforme a su fe.

  • Al participar en las vidas de nuestros hijos y nietos y en la de otros. Compártanles cómo el Señor obró en su vida durante una situación difícil. Ore con ellos por los desafíos que enfrentan y celebren juntos por cada oración contestada. Permita que participen en la toma de decisiones familiares tanto como sea posible, y enséñenles a ir en oración ante nuestro Padre celestial. Sea también sincero al hablarles de esas ocasiones en las que falló en el pasado. Esto, no solo les enseñará a aprender de sus errores, sino también estrechará su relación con sus hijos. Y asegúrese de pedir disculpas cada vez que se equivoque.

  • Al elogiarlos por sus éxitos. Dediquen un tiempo juntos para agradecer a Dios por sus victorias, pero también use esas oportunidades para reafirmarles a sus hijos que, como confiaron en el Señor, salieron victoriosos. Esto edificará la fe de ellos mucho más que las reglas estrictas. Cuando sus hijos se sientan decepcionados, anímelos con el principio que encontramos en Romanos 8.28, el cual nos dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Nuestro Padre celestial permite que todo suceda para nuestro bien. Instruya a sus hijos para que pidan ayuda a Dios, sabiendo que algunas oraciones no serán contestadas de la manera que esperamos. En la mayoría de los casos, el Señor está presto a dar sentido a lo que pareciera ser negativo.

  • Al orar por ellos. Ore por la seguridad y el éxito de sus hijos, pero también para que puedan ver la mano de Dios obrando. Pídale al Señor que les envíe suficientes desafíos para que puedan aprender a confiar en Él. No los rescate de todos los líos en los que se metan. Algunas lecciones espirituales solo se pueden aprender por medio de situaciones difíciles y dolorosas y de los errores. Así que no siempre debemos resolverles todo. La única manera en la que una persona puede obtener un legado espiritual precioso, es al recibir de manera personal la salvación de Dios.

REFLEXIÓN

  • Considere su propio legado espiritual. ¿Quiénes fueron los que le dieron un mejor ejemplo del andar cristiano? ¿Qué puede imitar de sus vidas al tratar de transmitir su fe a otros?

  • Piense en las maneras en las que puede transmitir su fe. ¿Cuáles son fáciles de implementar? ¿En cuáles de esas áreas le desafía Dios para crecer?

  • ¿Le ha ayudado esta predicación a pensar en nuevas maneras en las que usted pueda compartir su legado de fe? De ser así, ¿cuáles son? ¿Qué ha aprendido de este mensaje?

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