Escuchar a Dios requiere dedicarle tiempo. En este mensaje, el Dr. Stanley nos asegura que los creyentes necesitamos buscarlo, y Él nos responderá. Cuando dejamos de luchar con nuestras propias fuerzas y nos sumergimos en su palabra, abrimos la puerta para experimentar sus muchas bendiciones.
Bosquejo del Sermón
CÓMO ESCUCHAR A DIOS
PASAJE CLAVE: Marcos 4.1-3, 23, 24; 7.14
LECTURAS DE APOYO: Salmo 32.8 | Proverbios 3.5, 6 | Juan 3.3
INTRODUCCIÓN
Nos anima saber que Dios nos ama lo suficiente como para trazar un plan específico para nuestra vida.
De hecho, sabemos que diseñó ese plan mucho antes de que naciéramos. Nada en nuestra vida ocurre al azar o por casualidad. Aunque el plan de Dios es el mejor camino, no siempre será el más fácil de transitar. Quizás tendremos que escalar algunas montañas y recorrer diversos valles de sombra, pero si seguimos sus instrucciones, descubriremos las recompensas de vivir en su voluntad. Por esa razón debemos pedirle al Señor que nos revele su plan, y nos ayude a estar preparados y dispuestos para escuchar sus palabras.
DESARROLLO DEL SERMÓN
Podemos confiar en que el Señor desea guiarnos, pues ha trazado un plan específico para nosotros (Sal 32.8).
En Proverbios 3.5, 6 nos dice: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas”. Reconocer al Señor significa considerar sus palabras, reconocer su poder, confiar en su dirección y seguir sus instrucciones. En todo momento desea guiarnos, pero si no estamos atentos a su voz, no escucharemos sus instrucciones y, por tanto, tomaremos el camino equivocado.
Cristo desea que lo escuchemos cada vez que nos hable.
- Marcos 4.1-3. Mientras enseñaba a una gran multitud, Jesús captó su atención al decirles: “Oíd”.
- Marcos 4.23, 24. Cristo también dijo que “Si alguno tiene oídos para oír, que oiga”. Y les advirtió al decirles: “Mirad lo que oís”. No solo es importante oír, sino también saber discernir lo que escuchamos.
- Marcos 7.14. En otra ocasión, el Señor dijo: “Oídme todos, y entended”. Pues su meta es que comprendamos sus palabras.
- Juan 3.3. Cuando el Señor Jesús habló con Nicodemo le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Esta frase “de cierto, de cierto te digo”, es usada por Cristo veinticinco veces en el evangelio de Juan. Era la manera que usaba para enfatizar la autoridad que tenían sus palabras y la atención que debíamos brindarles.
¿De qué manera nos habla Dios ahora?
Sabemos que el Señor se comunicaba con las personas en los tiempos bíblicos, pero también desea hacerlo hoy. Eso significa que debemos estar atentos.
- La manera principal en la que Dios nos habla es por medio de su Palabra. La Biblia no es solo un libro antiguo, sino que es la inerrante e infalible Palabra de Dios. Al leerla recibimos su mensaje de manera directa. Todos los demás métodos para escucharlo deben ser discernidos por medio de las Sagradas Escrituras, para determinar si en verdad lo hemos escuchado.
- También nos habla por medio de la oración. La oración es un método efectivo para comunicarnos con el Señor. No solo debemos usarlo para hablar con Él, sino también para escucharlo. En vez de solo compartir nuestra lista de peticiones, debemos aprender a permanecer quietos y esperar a escuchar lo que Él desea decirnos.
- Puede que el Señor nos hable por medio de las circunstancias. En medio de las situaciones difíciles debemos recordar que es más importante escuchar la voz de Dios que sentirnos cómodos. Él usa las dificultades y el sufrimiento para captar nuestra atención. Desea enseñarnos algo importante en cada circunstancia. En vez de poner nuestra atención en la prueba, debemos preguntarle: “Señor, ¿qué deseas decirme por medio de esta situación?”.
- A veces, Dios nos habla por medio de otras personas. Puede que venga en la forma de una afirmación, confirmación, amonestación o advertencia. Y el Señor puede usar a cualquiera que escoja para traernos su mensaje. Sin importar de dónde provenga, debemos considerar en oración lo que nuestro Padre celestial nos ha dicho.
¿Cómo podemos identificar la voz de Dios?
Mientras tratamos de escuchar la voz de Dios, debemos estar seguros de que el mensaje que hemos recibido proviene de Él y no de otros lugares.
- La voz de Dios siempre concuerda con la Biblia. Cualquier mensaje que recibamos de Él coincidirá con lo que nos ha dicho en las Sagradas Escrituras.
- Su voz es silenciosa. Aunque Dios no nos habla por medio del Espíritu Santo de manera audible, su mensaje es muy convincente.
- El Señor nos habla claramente. Si sintonizamos nuestro corazón con Dios al dedicar tiempo para leer su Palabra y escuchar la voz de su Espíritu, Él nos guiará de manera clara y específica.
¿De qué manera Dios capta nuestra atención?
- En ocasiones nos hace sentir inquietos. Puede que ya hayamos trazado nuestro propio plan, pero entonces comenzamos a sentirnos inquietos y sin paz. Si oramos a Dios y le pedimos que nos guíe, es posible que nos lleve por el camino que menos pensábamos.
- A veces nos susurra al oído. Aunque no nos habla de manera inaudible, lo escuchamos en nuestro espíritu.
¿Por qué no escuchamos a Dios?
- Puede que no creamos que el Señor nos habla. Si ese es el caso, no estaremos atentos para escucharlo. Pero aquellos que lo buscan a diario, saben que habla de manera personal a nuestro espíritu.
- Puede que sintamos temor de lo que nos dirá. ¿Qué sucederá si Dios nos pide algo que no deseamos hacer? Esa actitud demuestra falta de confianza de aquellos que no creen que el plan del Señor incluye lo que es mejor para ellos.
- Puede que estemos enojados con el Señor. Si lo culpamos por lo malo que nos haya sucedido en el pasado, no estaremos interesados en lo que desea decirnos.
- Puede que tengamos un espíritu rebelde. Si nos negamos a dejar el pecado, no desearemos escuchar la voz de Dios.
¿Cuáles son las consecuencias de no escuchar a Dios?
Sabemos que el Señor hablaba en los tiempos bíblicos, pero también lo hace de manera personal en nuestros días. Esto significa que debemos estar atentos a su voz.
- No recibiremos su dirección y no podremos disfrutar del plan que ha trazado para nuestra vida.
- Escucharemos las voces equivocadas, seremos engañados, tomaremos decisiones erradas y nos perderemos las bendiciones de Dios.
- Otros sufrirán. No solo nosotros seremos afectados al no escuchar al Señor, sino también nuestros seres queridos pagarán el precio.
REFLEXIÓN
- ¿En alguna ocasión ha sentido la convicción de que está pecando? Si eso le ha sucedido, es porque Dios le ha hablado.
- ¿En alguna ocasión ha leído un pasaje de la Biblia que esté relacionado con lo que enfrentaba en ese momento? ¿De qué manera ha sido guiado, consolado, amonestado o advertido por la Palabra de Dios en relación con la situación que enfrentaba?
- ¿Qué cambios debe hacer en su vida para poder llegar a ser más sensible a la voz de Dios?