Todas las interacciones juntas no podrían compararse con disfrutar una relación personal con el Dios vivo. El Dr. Stanley explica cómo conocer a Dios no solo nos da paz, alegría y satisfacción, sino que también transforma la naturaleza misma de nuestra existencia y el modo en que vemos la eternidad.
Bosquejo del Sermón
CÓMO APROVECHAR EL PRIVILEGIO
PASAJE CLAVE: Filipenses 3.7-11
LECTURAS DE APOYO: Jeremías 9.23, 24 | Oseas 6.6 | Mateo 11.28; 28.19 | Juan 14.6, 8-10 | Hebreos 13.5
INTRODUCCIÓN
Todos hemos tenido el privilegio de conocer a alguien importante.
Sin embargo, el privilegio más grande que hemos recibido, es el de conocer a Dios, por medio de su Hijo Jesucristo. Eso fue lo más importante para Pablo, y también debe serlo para quienes hemos aceptado a Cristo como Señor y Salvador.
DESARROLLO DEL SERMÓN
En Filipenses 3.7-11 leemos acerca del anhelo insaciable que tenía Pablo por conocer a Cristo. Todo lo que valoraba antes de ser salvo lo tenía como basura. Por eso dice: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (v. 8).
¿Por qué muchas personas no conocen a Dios?
Sin duda es una tragedia que solo unos pocos deseen conocer al Dios que los creó. Las personas lo rechazan por diversas razones:
- La sociedad que no ha sido redimida vive en tinieblas. Hay muchos que nunca han escuchado de Dios, ni de su Hijo, quien les permite ser salvos y conocer a nuestro Padre celestial. Por eso cumplir con la Gran Comisión es tan importante (Mt 28.19). Debemos aprovechar cada oportunidad para compartir el evangelio de Cristo en medio de las tinieblas, para que así otros lo escuchen y crean.
- No les interesa conocer al Señor. Aman al mundo y todo lo que les ofrece. La avalancha de información que reciben a diario les impide buscar la verdad que encontramos en la Biblia. Esto es algo que también puede afectar a los creyentes en Cristo; pueden llegar a estar tan distraídos, que dejan de anhelar conocer más a Dios.
- Algunos no están dispuestos a pagar el precio necesario para conocer más a nuestro Padre celestial. Algunos cristianos creen que no tienen nada más que hacer una vez que son salvos. Se conforman con tener una relación superficial con Dios. No crecen espiritualmente, porque no están dispuestos a sacrificar lo que sea necesario con tal de conocerlo por medio de su Palabra.
Conocer a Dios es un proceso continuo.
El Señor es infinito, pero nos revela aquello que desea que conozcamos de Él, por medio de su Palabra, de su Hijo y de su Espíritu Santo. En el momento en el que somos salvos comenzamos con un conocimiento básico de Dios, pero no debemos conformarnos con esto. Cada vez que leemos la Biblia el Señor nos revela más de su naturaleza, de sus atributos y de su manera de obrar; para que poco a poco podamos conocerlo y amarlo más.
Mientras vivimos en este mundo somos controlados por nuestra naturaleza caída, pero una vez que dejemos atrás este cuerpo carnal para ir al cielo, seremos perfectos, puros, santos y sin pecado alguno. En ese momento llegaremos a conocer a nuestro Salvador como nunca antes.
Dios desea que lo conozcamos.
Él nos creó para conocerlo, amarlo, obedecerlo y servirle. Dios no se impresiona por el sistema de valores del mundo, ni tampoco por las actividades religiosas, sino solo por el conocimiento y entendimiento que tengamos de Él.
- Jeremías 9.23, 24: “No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme”.
- Oseas 6.6: “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos”.
- Juan 14.9: “Jesús le dijo: ‘El que me ha visto a mí, ha visto al Padre’”.
¿Qué significa conocer a Dios?
Hay una gran diferencia entre saber información acerca de Dios y conocerlo. Incluso algunos profesores de seminarios, quienes conocen información acerca de Dios pueden no conocerlo de verdad. Los sentimientos, las experiencias místicas, los sueños vívidos o una sensación de cercanía emocional pueden también ser engañosos, pues quizás no tengan nada que ver con conocer al Señor.
- ¿Quién es responsable de que seamos o no conocidos? En cualquier relación humana, nosotros somos responsables, pues nadie puede conocernos a no ser que seamos transparentes con las personas. Sin embargo, no es así en el caso de Dios, pues nos conoce de verdad aunque seamos o no transparentes con Él.
- Para conocer a Dios debemos abrir nuestro corazón. Se ha revelado a sí mismo en su Palabra, pero la única manera en la que podemos percibirlo es al entregar nuestro corazón en completa dependencia para recibirlo. Cada vez que leamos lo que nos dice acerca de sí mismo en la Biblia, creamos y apliquemos sus enseñanzas, aumentará nuestro entendimiento de Él.
- En medio del quebrantamiento llegamos a saber verdades acerca de Dios que de otra manera nunca conoceríamos. En medio de las pruebas, dificultades y sufrimientos nos sentimos indefensos y tenemos que recurrir a Dios para que nos sostenga. Nunca debemos evadir las pruebas, pues el Él las usa para revelarse a sí mismo de manera personal.
- Además de leer la Biblia, ¿qué más debemos hacer para conocer a Dios?
- Recibir a Cristo como nuestro Salvador. Su muerte en la cruz es lo único que permite que los pecadores puedan tener una relación personal con Dios Santo.
- Interesarnos en lo que le agrada a Dios. Nuestros deseos deben ir de acuerdo con su voluntad.
¿Cómo podemos conocer al Señor?
Dios es quien toma la iniciativa al revelarse a sí mismo por medio de su Palabra. Por su gracia somos salvos y aprendemos a conocerlo.
- Debemos leer y pensar en la Palabra de Dios, a medida que el Espíritu Santo la interpreta y la ponemos en práctica. Esto requiere que reflexionemos mientras leemos la Biblia y hablamos con el Señor en oración acerca del pasaje leído
- Observe las características y los caminos de Dios. Mientras lee, piense en sus características y en sus acciones.
- Acepte su invitación y siga sus mandamientos. Por ejemplo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados” (Mt 11.28) es una invitación, pero “Por tanto, id, y haced discípulos” (Mt 28.19) es un mandamiento.
- Reconocer su amor, adorarlo y alabarlo. La alabanza y adoración abre nuestro corazón para conocer al Señor cada vez más.
REFLEXIÓN
- ¿Cómo describiría a Dios? ¿Su descripción coincide con la revelación que la Biblia nos da de Él, o ha añadido o quitado de lo que nos dice acerca de sí mismo? Si no está seguro, ¿qué debe hacer para asegurarse de que su apreciación coincida con lo que dice la Biblia?
- ¿Acaso hay algo más importante en la vida que conocer a Dios? ¿Desea conocerlo mejor o se siente satisfecho con tan solo conocer algunos detalles sin tener una relación personal con Él? ¿Qué puede hacer para alimentar ese deseo por conocerlo más?
- ¿De qué manera leer la Biblia para conocer más de Dios, cambia su perspectiva y amor hacia Él?