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Sermón de TV

Cómo adquirir sabiduría

Al ver todo lo que pasa desde el punto de vista de Dios, nos volvemos más sabios.

10 de septiembre de 2022

Mientras que el mundo define la sabiduría como el uso correcto del conocimiento y la información, la sabiduría piadosa significa que tenemos la capacidad de ver todo lo que pasa desde el punto de vista de Dios y reaccionar de acuerdo con los principios bíblicos. El Dr. Stanley comparte las diversas maneras en que podemos volvernos más sabios.

Bosquejo del Sermón

CÓMO ADQUIRIR SABIDURÍA
PASAJE CLAVE:
Proverbios 2.1-7
LECTURAS DE APOYO: Proverbios 4.10-13 | Proverbios 5.1 | Proverbios 6.6-11 | Proverbios 8.11, 33, 34 | Proverbios 9.10 | Proverbios 12.15 | Proverbios 13.10, 20 | Proverbios 14.16 | Proverbios 15.31, 32 | Juan 14.6 | 1 Corintios 1.18-20 | 1 Corintios 3.19-21 | Santiago 1.5, 6
INTRODUCCIÓN
No es lo mismo conocimiento que sabiduría
En la actualidad tenemos acceso a tanta información que no sabemos manejarla, pero a veces carecemos de algo más: verdadera sabiduría. Muchos se enorgullecen de sus conocimientos, su educación y títulos académicos; pero arruinan su vida debido a que carecen de discernimiento espiritual y entendimiento.
Aunque pocos pasajes bíblicos nos aconsejan que adquiramos más información, muchos nos amonestan a buscar sabiduría. Si seguimos los principios bíblicos, el Señor nos dará entendimiento y orientación para cada situación y decisión que surja en nuestro camino.
DESARROLLO DEL SERMÓN
¿Qué es sabiduría?
La Biblia establece distinción entre dos clases:

  • Sabiduría mundana es el uso del conocimiento e información y se basa en el razonamiento humano y su interpretación, aunque para el Señor es insensatez (1 Co 3.19).
  • Sabiduría divina es la capacidad para ver las cosas desde el punto de vista de nuestro Padre celestial y actuar de acuerdo con los principios bíblicos que Él nos ha dado.

¿Cómo podemos adquirir sabiduría divina?
Para llegar a ser verdaderamente sabios se necesita tiempo y esfuerzo, pues viene como resultado de las decisiones que tomemos de acuerdo con las indicaciones del Espíritu Santo. A fin de lograrla necesitamos concentrarnos en:

  • Buscarla. Nadie nace con sabiduría, por lo que tenemos dos opciones: buscarla o hacer frente a las consecuencias. El mundo ofrece muchas alternativas atractivas: seguridad, riquezas, amigos, salud, popularidad, prominencias, prestigio o belleza; pero Proverbios 8.11 dice que todo lo deseable no puede compararse con la sabiduría. Es un don que Dios concede a los que la buscan con diligencia como a un tesoro (Pr 2.4-7).
  • Meditar en la Palabra de Dios. La Biblia es la mente de Dios, escrita en papel para nosotros. Revela sus designios, planes y propósitos. Al leerla y entenderla, los pensamientos del Padre llegan a ser parte de nuestra experiencia humana y afectan nuestra conducta. Por eso debemos iniciar cada día delante del Señor rogándole que dirija todas nuestras actividades conforme a su Palabra.
  • Obedecer los principios bíblicos. No basta con tener conocimientos bíblicos y entendimiento de ellos. La sabiduría de Dios está reservada para quienes tienen en cuenta sus instrucciones, sometiéndose y aplicando sus verdades en todos los aspectos de su vida cotidiana (Pr 8.33, 34). Si necesitamos la dirección divina, está a nuestro alcance en su Palabra y si creemos lo que nos dice y obedecemos sus preceptos, cosecharemos las bendiciones de la sabiduría que acompaña a la obediencia.
  • Pedirla en oración. El libro de Proverbios no enfatiza específicamente orar para obtener la sabiduría divina, pero Santiago nos dice que la pidamos a Dios si tenemos falta de ella (Stg 1.5, 6). Sin embargo, no basta con pedirla; debemos pedir con fe, obedecer lo que dice el Señor y observar los resultados de nuestras acciones. La obediencia siempre nos beneficia; pero si hacemos caso omiso de Dios y nos dejamos llevar por nuestros caprichos, surgirán consecuencias negativas. Para evitar los desastres debemos iniciar cada día en oración, rogando al Señor que nos indique cómo debemos comportarnos ante cualquier situación que atravesemos.
  • Observar cómo actúa Dios en el mundo. El libro de Proverbios nos dice que la sabiduría también proviene de observar los resultados de distintos estilos de vida. Por ejemplo, todo hombre sabio es cauteloso y se aleja del mal, pero los necios son insolentes y confiados en sí mismos (Pr 14.16). Notemos también que las hormigas nos enseñan la importancia de laborar diligentemente para subsistir, porque la pereza puede llevarnos a la pobreza (Pr 6.6-11).

Si ponemos atención a la conducta de otras personas, veremos la realidad de las consecuencias. En nuestra sociedad que enfatiza los éxitos personales y el placer, pocos toman en cuenta los efectos futuros de sus acciones. Pero la Biblia nos ayuda a entender la vida desde la perspectiva de Dios y a tomar decisiones acertadas que produzcan resultados positivos.

  • Hacer caso del consejo que agrade a Dios. A veces todos necesitamos orientación espiritual, pero no todo consejo proviene de Dios. Algún consejero puede confundirnos en lugar de ayudarnos a seguir las indicaciones que agraden al Señor. Por consiguiente, siempre que estemos en busca de la ayuda adecuada debemos evaluar el estilo de vida de la persona y determinar el origen de su consejo, preguntándonos: ¿Este consejo se basa en la Palabra de Dios o en el conocimiento académico o en opiniones personales? Una vez que estemos convencidos que las instrucciones proceden de Dios, debemos estar dispuestos a seguirlas y aceptar la reprensión, si es necesario (Pr 15.31, 32).
  • Relacionarse con los sabios. No menospreciemos la influencia de nuestros amigos, pues ellos pueden ayudarnos a crecer en sabiduría o dar lugar a que suframos algún daño (Pr 13.20). Por eso debemos evaluar nuestras amistades con detenimiento para comprobar si nos edifican espiritualmente o nos desvían de los caminos de rectitud. También debemos examinarnos a nosotros mismos y determinar si estamos dispuestos a declararles la verdad basándonos en lo que dice la Biblia o si nuestra meta es decirles únicamente lo que deseen escuchar. Aconsejarles solo para lograr que se sientan mejor o que aprueben lo que hagamos, sería causarles un daño.

REFLEXIÓN

  • La sabiduría es una opción que se inicia con la decisión de creer en Cristo como nuestro Salvador y que va en aumento a medida que sigamos las enseñanzas de la Palabra de Dios con la ayuda del Espíritu Santo. Si deseamos ser verdaderamente sabios, necesitamos tener pasión por ser dirigidos por el Señor, ya que existen muchas ideas, personas y situaciones que pueden hacernos ceder a la tentación de hacer caso omiso de los principios bíblicos.
  • El mundo nos dice que el tiempo es corto y nos induce a disfrutar de los placeres de la vida; pero en realidad, el hecho de comprender que nuestro paso por esta tierra es limitado debe motivarnos a corregir tanto nuestro comportamiento como nuestra actitud pecaminosa y comprometernos a vivir sabiamente de acuerdo con las normas divinas. Nuestro Padre celestial siempre capacita, defiende y ayuda a quienes confían en Él y desean someterse a sus preceptos.

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