Es fácil decir que creemos en Dios, aunque a veces nuestro corazón permanezca lejos de Él. Esa es una característica de la condición humana, no algo por lo que debamos castigarnos. Pero es sabio ser sinceros con nosotros mismos y con el Señor acerca de cómo está nuestra relación con Él. Esa es la mejor manera de avanzar y experimentar su paz y gozo.
Para ello, es útil recordar que los elementos sencillos y fundamentales de nuestra fe son más que sencillos y fundamentales. Son realidades profundas y transformadoras, no solo pensamientos buenos o correctos en los que “creemos”. Como cristianos, creemos con todo nuestro ser. Y crecemos en la fe por medio de las siguientes prácticas, tal como lo dice la Biblia:
Al hablar con el Señor.
Al sentarnos en silencio y escuchar al Espíritu Santo.
Al leer la Biblia con mentes y corazones abiertos.
Al repasar las creencias y los principios de nuestra fe.
Al tener compañerismo con otros que conocen a Cristo.
Al adorar a Dios.
El camino de la fe no tiene que ser más complicado que eso, tanto si usted conoce a Cristo desde hace dos meses o desde hace veinte años. Encuentre un ritmo saludable para hacer estas cosas, sin preocuparse de cómo lo esté haciendo. Verá cuán rica es la fe sencilla.
Biblia en un año: Malaquías 1-4
