Todos enfrentaremos dificultades en algún momento. Ayer vimos algunas fuentes de adversidad. Ahora, veamos cómo ve nuestro Padre las pruebas que permite en nuestra vida.
El propósito de Dios no es destruirnos, sino estimular nuestro crecimiento espiritual. Por su gran sabiduría, Él sabe cómo tomar una situación horrible y usarla para transformarnos conforme a la imagen de Cristo y para llevar a cabo su voluntad.
Toda adversidad que llega a nuestra vida pasa por el tamiz de la voluntad del Padre celestial. Eso no significa que la dificultad en sí sea su voluntad perfecta, sino que Él ha permitido que la prueba nos toque para poder usarla para cumplir sus maravillosos propósitos para nuestra vida.
Ya que nuestros ojos humanos no siempre pueden ver lo que el Señor está haciendo, puede que no lleguemos a entender todo lo que enfrentamos. Los planes de Dios abarcan mucho más que cada vida individual; incluyen toda la creación y se extienden desde el principio de los tiempos hasta la eternidad. Aunque nunca comprenderemos la mente infinita de Dios, podemos conocer su fidelidad y su amor.
Cuando usted no pueda entender los caminos de Dios, elija enfocarse en su conocimiento perfecto, su sabiduría y su poder. Recuerde que Él ve todo y le ama más de lo que usted pueda imaginarse.
Biblia en un año: Isaías 1-3
