Ayer examinamos una escena en la que la amargura era un veneno. Hoy consideremos otra ilustración útil que nos ayudará a comprender los efectos del resentimiento.
Hebreos 12.15 describe la amargura como una raíz. ¿Dónde se encuentran las raíces? Están bajo tierra, recogiendo agua y nutrientes del suelo que las rodea. Sin la raíz, la vegetación colapsaría y moriría.
¿Puede ver cómo esta imagen se asemeja a su vida espiritual? Tal vez usted tenga una raíz de amargura en su corazón. ¿El hecho de que no se vea significa que esa raíz no tiene vida y es inofensiva? ¡Absolutamente no! La raíz está haciendo su trabajo: consumiéndole la vida para fortalecer una maleza inútil y detestable.
Felizmente, el problema tiene solución. “En otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad)” (Ef 5.8, 9). Para eliminar una maleza, usted debe arrancarla de raíz. Saque la fuente de su resentimiento de su escondite. Tráigala a la luz y échela fuera para siempre.
Biblia en un año: Jeremías 33-36