Los tiempos difíciles son inevitables. Los seres queridos mueren. Los amigos enfrentan enfermedades. Nuestro cónyuge pierde su trabajo. La gama de dolor humano es amplia, pero Dios “nos consuela en todas nuestras tribulaciones” (2 Co 1.4).
El pasaje de hoy habla de grandes calamidades, algunas por causas naturales y otras provocadas por los hombres (Sal 46.2, 6). Tales pruebas a menudo nos desconciertan, pero el versículo 10 nos dice a dónde acudir. Los seguidores del Padre celestial deben estar tranquilos y recordar que Él es el Señor soberano del universo. La clave para lidiar con las dificultades radica en confiar en Aquel que controla todas las cosas.
En vez de tratar de manejar la situación, debemos esperar a que Dios actúe y confiar en que Él obrará a nuestro favor (Is 64.4). Esto implica tomar tiempo para estar a solas con el Padre celestial, orando y meditando en su Palabra y escuchándolo.
Nuestro instinto nos impulsa a querer tomar el control; sin embargo, Dios quiere que esperemos en Él. También nos dice que renunciemos a nuestras expectativas y nos sometamos a su plan.
¿Cómo reacciona cuando surgen problemas? Ya sea que sus circunstancias actuales sean buenas o no, tómese el tiempo para esperar en el Señor y confíe en que Él está en control.
BIBLIA EN UN AÑO: ÉXODO 4-6