Piense en todo lo que contribuyó a su historia de salvación. Probablemente no sea posible contar todas las semillas espirituales que Dios utilizó para atraerle al Salvador. Y lo más probable es que algunas de las personas que las sembraron nunca vieron el resultado.
Es importante reconocer el valor y el efecto acumulativo de cómo otros han trabajado para extender el reino. Al hacerlo, nos damos cuenta de que podemos sembrar semillas espirituales en las vidas de amigos, compañeros de trabajo, hijos, nietos e incluso extraños. Dios usa lo que sembramos y guía a otros para esparcir más semillas o para regar la tierra, pero solo Él produce el crecimiento.
Cuando usted muestra cualidades semejantes a las de Cristo y siembra la verdad en la vida de otros, Dios alimenta su espíritu, cambia su corazón, amplía su comprensión espiritual y aumenta su deseo de vivir para Él. Ya sea que usted vea o no los resultados, el Señor le está usando para cumplir su voluntad.
Dios está interesado en más que en nuestros logros. También ve todas las pequeñas maneras en que tratamos de influenciar a los demás para Cristo. Él valora las manifestaciones silenciosas del fruto de su Espíritu, por las cuales no se espera ningún crédito o alabanza. Su amor, bondad, paciencia, gentileza y autocontrol son semillas que impactan a los demás.
Biblia en un año: Levítico 11-13