La versión para niños de la historia de Jonás y el gran pez presenta al profeta bajo una luz bastante favorable: después de tres días en el vientre del pez, Jonás cede y se va alegremente a Nínive.
Si bien, la narración en la Biblia tiene los mismos componentes (una tormenta, un gran pez, los ninivitas arrepentidos), el contexto es muy diferente. Desde el momento en que Jonás decidió huir del plan de Dios hasta el final, su corazón estuvo en rebelión.
Los habitantes de Nínive eran asirios, un pueblo conocido por su agresividad y crueldad. Eran enemigos de Israel, por lo que Jonás tenía buenas razones para despreciarlos. Pero Dios amaba a los ninivitas y deseaba su arrepentimiento. La desafiante tarea de ministrarles tenía como propósito quebrantar el espíritu carente de amor de Jonás, una actitud tan fuerte que prefería morir antes que ver salvo al enemigo (Jon 4.3).
Dios quería moldear el carácter de Jonás para que reflejara el suyo. Aunque el Señor deseaba un siervo dispuesto y amoroso, Jonás se resistió en todo momento. El orgullo y el odio lo impulsaron a desobedecer y alejarse de Dios. Los ninivitas ayunaron y se apartaron de su pecado, pero su profeta se sumió en amargura.
¿Qué le impide a usted servir al Señor? Aunque el proceso puede ser doloroso, es para el bien suyo y para la gloria de Dios.
BIBLIA EN UN AÑO: 1 TIMOTEO 1-3