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Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

Prudencia en cuanto a los dones espirituales

Debemos tener cuidado de no asignar un valor indebido a ciertos dones.

8 de noviembre de 2022

1 Corintios 12.14-30

La primera epístola de Pablo a los corintios abordó varios problemas en la iglesia, entre ellos el mal uso de los dones espirituales. Las personas de esa comunidad valoraban solo ciertos dones: los creyentes con los “mejores” eran elevados por encima de los demás, mientras que aquellos sin las habilidades preferentes eran considerados menos importantes.

Al enseñar sobre los dones espirituales, Pablo advirtió a los miembros de la iglesia que no se consideraran más de lo que deberían (Ro 12.3). Los dones no se dan para exaltar a ciertos individuos sino para beneficiar a la congregación, y ningún don es más importante que otro. Dios considera que todos son necesarios para la salud de la Iglesia. Cada creyente recibe al menos un don de acuerdo con los propósitos y la elección del Espíritu. Es asunto de Dios decidir quién tiene qué capacidad.

Debemos tener cuidado de no asignar un valor indebido a ciertos dones. Tampoco debemos poner un énfasis injustificado en los dones como una forma de evaluar la madurez espiritual o de medir la importancia de alguien en la iglesia. Dejemos de lado cualquier idea preconcebida sobre el valor de los dones espirituales y celebremos, en cambio, cómo Dios crea cada Cuerpo local de creyentes. Nuestro Padre celestial coloca a sus hijos donde puedan ministrar a través de sus dones, y también ser bendecidos por otros que hacen lo mismo.

Biblia en un año: Juan 20-21

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