La obediencia es una parte fundamental de la vida cristiana. La interacción de Pedro con Cristo junto al mar de Galilea ilustra tres principios importantes:
1. Obedecer en asuntos pequeños tiene una importancia eterna y conduce a las bendiciones de Dios. Un acto que parece pequeño, prestarle una barca al Señor, resultó en el llamado de Pedro a convertirse en pescador de hombres.
2. Obedecer a Dios a menudo beneficia a otros. Por un lado, la acción de Pedro hizo que más personas escucharan al Señor. Más tarde, cuando Pedro volvió a echar las redes al agua a petición del Señor, su obediencia significó una gran pesca.
3. Dios puede pedirnos acciones que parecen no tener mucho sentido. Le dijo a Noé que construyera un arca (Gn 6.14); le ordenó a Abraham que sacrificara a su hijo Isaac (Gn 22.2); y guio a Josué a conquistar Jericó, marchando en silencio durante seis días y gritando en el séptimo (Jos 6.3-5). Todos estos hombres aceptaron el plan de Dios; la confianza de ellos en Él superó cualquier preocupación y los condujo a una gran recompensa.
El Señor tiene un plan para nuestro bien eterno, y es una insensatez no obedecerlo. Al igual que Pedro, no tenemos idea de lo que Dios hará en y a través de nosotros si lo obedecemos.
BIBLIA EN UN AÑO: JUECES 13-15