Dios nos ha dado el privilegio de clamar a Él para recibir todo lo que necesitemos; es más, ha prometido responder. También nos anima a interceder por los demás. Y la Biblia nos dice que las oraciones de una persona justa pueden lograr mucho (Stg 5.16).
Para orar con poder, primero debemos aceptar el ofrecimiento de salvación de Dios. Antes de la redención, éramos pecadores bajo su juicio. Pero por medio de la fe en Cristo, hemos sido hechos nuevos y declarados santos. En segundo lugar, debemos alinear nuestras oraciones con su voluntad.
Veamos a Elías. El Señor lo envió para derrotar y humillar al malvado rey Acab y a los 450 profetas de Baal. Este fue un conflicto espiritual para demostrar quién era el verdadero Dios: Baal o el Señor de Israel.
Las armas de Elías eran su conocimiento del plan de Dios y la autoridad que tenía en oración como su profeta. Su petición para que Jehová se diera a conocer, expresada públicamente ante sus adversarios, coincidía con la voluntad del Señor (Ex 7.5; 1 R 18.37). Y cuando Dios respondió a la oración de Elías, el pueblo declaró: “¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!” (1 R 18.39).
¿Es usted un hijo de Dios? Si es así, puede orar con poder si sus peticiones concuerdan con la voluntad de Dios.
Biblia en un año: HECHOS 10-11