Sentirse culpable por hacer algo que viola la conciencia es razonable. Sin embargo, vivir bajo una nube de remordimiento sin razón no lo es. Dios diseñó el sentimiento de culpa para que sirviera como un recordatorio de que hemos pecado y necesitamos arrepentirnos. Pero Satanás distorsiona esa emoción para aprisionarnos; por eso las personas que viven con culpa a menudo no se sienten seguras del amor de Dios.
El sentimiento de culpa saludable, la herramienta del Señor para incitar al arrepentimiento, es un regalo que nos ayuda a encontrar el camino correcto. Pero el diablo fomenta el sentimiento de culpa falso, que nos lleva a sentirnos responsables de cosas fuera de nuestro control. Este tipo de culpa es común en personas e iglesias legalistas.
La autocondenación obstaculiza una relación con Dios al impedirnos tener experiencias auténticas y satisfactorias con Él. En lugar de disfrutar de su paz, quienes están atrapados por la culpa temen su rechazo y se sienten impulsados a demostrar su valía. La confianza es casi imposible porque están esperando que el juicio de Dios caiga sobre ellos.
Cristo no vino a condenarnos (Ro 8.1). Él restauró nuestras almas y nos hizo justos. Entréguele hoy su culpa, y Él le hará libre.
Biblia en un año: ROMANOS 4-6