Sigamos examinando la advertencia del Señor a la iglesia en Éfeso (Ap 2.4). El fervor de los efesios ha desaparecido, aunque aún están sirviendo a Dios e incluso defendiendo la fe.
La advertencia de Cristo se extiende también a nosotros. Él pone su mirada en los cristianos distraídos y autosuficientes que desempeñan su labor por todas las razones menos por la correcta, y les grita: “No quiero tu servicio vacío; ¡te quiero a ti!”.
Nuestro corazón puede enfriarse poco a poco cuando damos mayor prioridad a otras relaciones y actividades que al Señor, convirtiéndolas en ídolos en nuestra vida. La verdad es que cualquier cosa que nos desenfoque de Dios se considera un ídolo. (Véase Ex 20.3-5). Volver a una vida de servicio apasionado a Dios comienza con el arrepentimiento. Debemos asumir la responsabilidad por habernos alejado. Luego, debemos volver a poner a Jesucristo en el trono de nuestro corazón y reconectarnos con Él a través de la meditación en las Sagradas Escrituras y la oración regular.
Dios desea una relación íntima con cada creyente. ¿Está usted entusiasmado con el Señor Jesús? Nuestra mejor y más pura devoción será lo que, o a quien, prioricemos por encima de todo lo demás. Si no es el Señor Jesús, arrepiéntase y pídale que reavive la llama.
BIBLIA EN UN AÑO: RUT 1-2