Los creyentes pensamos en el Salvador como Señor, Rey o Maestro, pero ¿con qué frecuencia lo vemos como nuestro amigo? Puede que se nos dificulte el concepto, pero para Él no. Cristo:
Nos acepta. La aceptación incondicional significa que siempre podemos acercarnos al Señor. Puede que quiera que nos volvamos más como Él, pero seguimos siendo aceptados sin importar lo que nos esté sucediendo.
Camina con nosotros en las pruebas. Dios promete que nunca desamparará o dejará a su pueblo (Dt 31.6; He 13.5). Él es fiel tanto en los momentos buenos como malos.
Siempre está disponible. Nunca está demasiado ocupado para saciar nuestras necesidades o responder nuestras oraciones.
Nos escucha. Podemos compartir nuestras dudas, temores y alegrías con el Señor porque Él se preocupa por lo que está en nuestra mente y quiere escucharnos. Cualquier cosa que digamos, incluso gritos de enojo y lágrimas, será recibida siempre con la seguridad de su amor.
Podemos encontrar consuelo sabiendo que el Señor tiene un plan para cada creyente y cuidará de nosotros. Dele gracias hoy por la manera en que vela por nosotros. Como dice el antiguo himno: “¡Oh, qué amigo nos es Cristo!”.
BIBLIA EN UN AÑO: GÉNESIS 24-25