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Ruinas de Éfeso, Selçuk, Turquía. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

Nuestro llamado misionero

El Espíritu Santo nos llama y nos capacita para compartir nuestra fe en Cristo.

15 de febrero de 2025

Hechos 13.1-4

Para comprender la visión de Dios de la obra misionera, veamos el pasaje de hoy. Pablo y Bernabé establecieron el estándar cuando obedecieron el llamado de Dios a salir, al mismo tiempo que otros creyentes oraron por ellos y los enviaron. Llevaron a cabo el trabajo por las mismas razones de hoy en día:

  • La condición espiritual de la humanidad. Romanos 1.21-32 describe a este mundo pecador. El pecado desenfrenado lleva a las personas por una pendiente resbaladiza hacia una mayor ruptura, relaciones rotas, sufrimiento y dolor.

  • La provisión espiritual de Dios. El Padre celestial tuvo misericordia de la situación de la humanidad, al enviar a su Hijo, Jesucristo, para salvar al mundo. En la cruz, Cristo llevó el pecado de cada persona. Quienes creen en el Salvador son perdonados de todos los pecados y pasarán la eternidad con el Señor.

  • La comisión de Jesucristo. Hechos 1.8 dice que recibimos el Espíritu Santo para dar testimonio a quienes necesitan salvación.

No es una simple sugerencia, sino un mandato que compartamos la buena noticia y hagamos discípulos (Mt 28.19). Los creyentes que viven en la voluntad de Dios deben estar involucrados en la obra misionera. Algunos irán y otros enviarán, pero todos estamos llamados a proclamar el evangelio.

BIBLIA EN UN AÑO: NÚMEROS 20-22

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