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Castillo de Sooneck, Río Rin, Alemania. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

Nuestra fuente de consuelo

El Espíritu de Dios, que ha sido enviado para vivir en cada creyente, siempre está dispuesto a ayudarnos.

11 de septiembre de 2024

2 Corintios 1.3-7

La definición de consuelo del mundo es el alivio del sufrimiento o de la desesperación. Pero Dios tiene una visión diferente: es una herramienta de enseñanza. Debido a que maduramos espiritualmente cuando ejercitamos la fe, nuestro Padre celestial no quita nuestros problemas, sino que nos da el aliento y las fuerzas para superarlos.

Dios envió su Espíritu para morar dentro de todos los que creen, y de esa manera nuestra fuente de ayuda está tan cerca como nuestro corazón. Cuando enfrentamos aflicciones y sentimos que no podemos soportar, Él susurra a nuestra alma: “Sí, puedes, porque yo estoy aquí”. No hay ningún bálsamo tan sanador como la voz del Espíritu de Dios.

En algunas circunstancias, el Espíritu dirige nuestra mente a un pasaje de la Biblia. Leer la Palabra de Dios es una manera de escucharlo. El significado y la aplicación personal de un pasaje pueden no ser evidentes de inmediato, pero Dios traerá el versículo a la mente en el momento en que más se necesite.

Cuando recibimos a Cristo, somos sellados como hijos de Dios. El Señor nos promete: “No te desampararé, ni te dejaré” (He 13.5). Él caminará a nuestro lado en cada prueba, y como Él es omnipresente, siempre está disponible para ayudarnos y consolarnos.

Biblia en un año: EZEQUIEL 46-48

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