¿Está usted aprovechando al máximo sus problemas? Cada vez que el Señor permite que pruebas lleguen a nuestra vida, tiene un propósito para ellas (Gn 50.20). Quiere que extraigamos hasta la última gota de crecimiento espiritual en lugar de dejar que las dificultades nos hundan en la desesperación y el desánimo. La prueba que parece que podría destruirnos se puede convertir en un instrumento de bendición.
La respuesta más natural a la adversidad es rogar a Dios que la elimine. Si eso no funciona, podríamos enojarnos o tratar de encontrar nuestra propia salida a la dificultad o al dolor. A veces culpamos a otros, y aunque alguien puede haber causado el problema, fue Dios quien lo permitió. No importa de dónde provenga la aflicción, Dios siempre ha conocido la situación y la usará para lograr algo bueno. Si pudiéramos prever cada beneficio que el Señor diseñó para las pruebas, tal vez confiaríamos más en Él.
Aunque no podemos ver todos los detalles del plan de Dios, sabemos que su objetivo es usar la adversidad para suplir algo que nos falta y podamos así madurar en la fe. Entonces, no desperdicie la oportunidad. Aunque la experiencia sea dolorosa, descanse en los brazos reconfortantes del Padre celestial y deje que Él haga su obra perfecta en usted.
Biblia en un año: JEREMÍAS 6-8