¿Alguna vez ha intentado hacer una línea perfectamente recta de huellas? ¡No es tan fácil como podría pensar! La mayoría de las personas caminarían despacio y con firmeza, mirando hacia abajo, enfocándose de manera intensa en sus pies.
Pero cuando alguien enfrenta este desafío con la mirada hacia abajo, esas huellas serán torcidas. Si usted camina mirando sus pies, en realidad no tendrá idea de hacia dónde se dirige. Le faltará perspectiva porque no puede ver cómo encaja en el panorama más amplio. El enfoque genuino está ausente, ya que cada paso pisará el punto de enfoque del paso anterior.
La única manera de caminar en línea recta es ignorar sus pies. Lo que debe hacer es mirar hacia adelante y fijar la vista en un letrero o un árbol a lo lejos, y luego caminar hacia él. Si ha fijado su enfoque en algo que no sea usted mismo, el camino estará mucho más cerca de ser recto.
Lo mismo es cierto en un sentido espiritual. Si caminamos por la vida concentrándonos hacia adentro, perderemos la imagen más grande y probablemente nos desviaremos del curso. Pero cuando dejamos de enfocarnos en nosotros mismos, para fijar nuestros pensamientos en Cristo, podemos confiar en que nuestro camino será recto y confiable (Is 26.3).
BIBLIA EN UN AÑO: ÉXODO 25-27
