Las empresas suelen gastar millones de dólares para influenciar a las personas. Como creyentes, estamos involucrados en una empresa mucho más importante: capturar corazones para el Señor. Si queremos causar un impacto, necesitamos tener un testimonio coherente. Una fuerte convicción acerca de la Palabra de Dios es el fundamento de una influencia piadosa; debemos creer que la Biblia es verdadera y práctica en nuestra experiencia diaria.
Veamos la vida de Daniel. En la lectura de hoy, él y sus amigos se negaron a comer la comida y beber el vino del rey. ¿Por qué? Porque las Sagradas Escrituras les decían que no debían comer nada ofrecido a los ídolos, una práctica común en aquella época (Ex 34.15). Daniel se puso a sí mismo y a sus amigos, así como al jefe de los funcionarios reales, en peligro de muerte, ¡y todo por una cuestión de comida! Pero actuó así porque sabía que el Padre celestial quería que obedeciera, sin importar el costo.
Si queremos dar un buen testimonio, debemos ser fieles a nuestras convicciones. La vida del creyente a menudo es el único ejemplo de principios bíblicos que otros verán. Así que, como Daniel, debemos obedecer a Dios sin importar las circunstancias. Y al igual que las personas cerca de Daniel, quienes estén a nuestro alrededor verán la obra del Señor y lo glorificarán.
BIBLIA EN UN AÑO: JOSUÉ 13-15