Todos experimentamos temor en algún momento, pero cuando es una lucha continua puede tener efectos de largo alcance. He aquí algunas maneras en que puede lastimar nuestra vida y la de los demás. El temor...
Paraliza los pensamientos y las acciones. Crea indecisión que resulta en estancamiento. Las oportunidades perdidas causan erosión de la confianza, y comienza la espiral descendente.
Puede ser un obstáculo para los planes que Dios tiene para nosotros. Si cedemos a las emociones negativas y a la inseguridad, no podremos lograr los objetivos que Él tiene para nosotros.
Puede llevar a hábitos destructivos. Para adormecer el dolor de la angustia abrumadora, algunos recurren a hábitos destructivos para tener un alivio temporal y artificial.
Nos roba la paz y el contentamiento. Cuando sentimos temor siempre, nuestra vida se centra en el pesimismo y la tristeza.
Crea dudas. Dios promete una vida gozosa, pero si vivimos con temores, lo más probable es que no experimentemos la abundancia que Él ofrece.
Nuestro Padre celestial alimenta las aves del cielo y viste la hierba con el esplendor de los lirios. ¿Cuánto más, entonces, cuidará de usted y de mí, que estamos hechos a su imagen?
Biblia en un año: ISAÍAS 63-66