Dios ha preparado un trabajo para nosotros, y nos ha equipado con dones espirituales para llevarlo a cabo. Los dones espirituales son habilidades especiales que el Señor nos da para servir a otros en el Cuerpo de Cristo.
Estos dones nos son dados, pero son para el beneficio de los demás. Aunque son diversos, pueden ser usados en varios ministerios, y tienen una amplia gama de usos en la iglesia, todos se originan del Espíritu Santo. Él es quien elige qué don recibirá cada creyente. Cuando todos los miembros de la iglesia sirven al Cuerpo usando sus dones particulares, todos se benefician espiritualmente.
El Señor tiene un propósito específico en mente para cada uno de nosotros, y nos ha dado dones en este sentido (Ef 2.10). Sin nuestra contribución individual, la iglesia local carecerá de algo. Parte de vivir en el poder del Espíritu Santo implica emplear nuestros dones divinos como Dios lo indica. Al ejercer nuestros dones, tendremos la motivación, capacidad y confianza necesarias para servir de manera efectiva. Si usted no sabe qué don tiene, comience por ofrecerse como voluntario en algo que le interese, y con el tiempo lo descubrirá.
Biblia en un año: Juan 17-19