La manera en que las personas ven el evangelio está muy influenciada por cómo actúan los cristianos fuera de la iglesia. La forma en que vivimos debe permear todas las áreas de la vida, incluso el lugar de trabajo.
Nuestro comportamiento refleja nuestra fe. Así que si afirmamos ser cristianos, entonces nuestros compañeros de trabajo, jefes y empleados equipararán nuestras actitudes y acciones con Cristo. ¿Ven quienes le rodean un reflejo positivo de Dios?
Veamos un modelo bíblico. En primer lugar, como leemos en el pasaje de hoy, debemos vernos a nosotros mismos como siervos y anteponer las necesidades de los demás a las nuestras. Después, debemos reconocer que nuestro verdadero jefe es Cristo; por lo tanto, trabajamos con integridad y esfuerzo, sabiendo que nuestra recompensa viene de Él (Col 3.23). Luego, puesto que toda autoridad en la Tierra es dada por Dios (Ro 13.1), debemos obedecer a nuestros superiores con gusto, a menos que nos pidan que hagamos algo que vaya en contra de la Biblia. Y, por último, debemos ver que todos aquellos con quienes trabajamos y para quienes trabajamos tienen valor a los ojos del Creador y deben ser tratados con respeto (1 Jn 4.7, 8).
Biblia en un año: ROMANOS 1-3