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Wausau, Wisconsin. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

Las palabras que decimos

A veces, el chisme puede parecer inofensivo, pero tiene el poder de lastimar a las personas y causar división.

3 de marzo de 2025

2 Timoteo 2.23-3.5

El chisme, a menudo, se considera algo inocente, sobre todo si se compara con transgresiones “más grandes”, como el asesinato o el adulterio. Pero en la Biblia, Dios incluye el chisme junto con estos pecados (Ro 1.28-31).

Nada en el chisme es inofensivo. Tanto si la conversación es cruel o solo una especulación, el blanco de los comentarios puede sentirse avergonzado o herido. Incluso si la víctima nunca se entera de las habladurías a sus espaldas, el chisme aún tiene consecuencias. Las personas que propagan habladurías a otros revelan su pensamiento interior. En Mateo 12, el Señor Jesús dice: “Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mt 12.34). Una lengua venenosa está motivada por cosas como los celos, el resentimiento o el orgullo que reside en el corazón. El chisme tiene el poder de herir sentimientos, destruir reputaciones y amistades, y dividir iglesias y familias.

Nunca debemos participar en causar tal daño en la vida de nadie. Entonces, ¿qué debemos hacer cuando oímos chismes? Dios es el único al que debemos ir. Pídale que proteja a quienes son objeto del chisme y que traiga convicción de pecado al chismoso. Después, comprométase a amar y a orar por todos los involucrados (Ga 6.2).

BIBLIA EN UN AÑO: DEUTERONOMIO 31-32

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