El pasaje de hoy nos muestra una de las mayores recompensas que podríamos recibir: escuchar al Señor decir: “Bien, buen siervo y fiel” (Mt 25.21-23). ¡Imagínese ser reconocido de esa manera!
Es importante que se examine para determinar si está viviendo una vida que Dios elogiará. Considere las siguientes áreas:
Su mente. Cuando despierta, ¿su mente piensa en el Señor o en todo lo que debe hacer en el resto del día?
Sus deseos. ¿Quiere escuchar a Dios, andar en sus caminos, y dejar que Él cumpla su voluntad para su vida?
Sus hechos. ¿Es obedecer a Dios su prioridad absoluta? Él desea que usted sea un mayordomo fiel. (Vea 1 Jn 2.5, 6).
Su pureza de corazón. ¿Tolera usted el pecado? Una persona consagrada al Señor confiesa sus transgresiones.
Su tiempo. ¿Está dedicando su tiempo a cosas sin valor o invirtiéndolo en el reino de Dios?
Dios nos está llamando a ser mayordomos fieles de todo lo que nos ha dado. Cada día cuenta porque nuestras recompensas por la manera como vivimos ahora serán eternas. Qué insensatez es vivir para el mundo, cuando podríamos vivir para Cristo y oírle decir: “¡Bien, buen siervo y fiel!”.
BIBLIA EN UN AÑO: 1 SAMUEL 13-14