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Volcán Maui, Hawai. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

La promesa de la vida eterna

Al confiar en Cristo como nuestro Salvador, recibimos el regalo de la vida eterna.

18 de enero de 2025

1 Juan 5.1-12

Nuestra sociedad está fascinada por la longevidad. Si bien el desear una vida larga es natural, la Palabra de Dios nos anima a recordar que nuestra existencia terrenal no es todo lo que hay.

Ninguna píldora o dieta puede extender nuestros días más allá del número que Dios ha dispuesto. Pero podemos vivir para siempre en un hogar perfecto, haciendo un trabajo que satisface el alma. Al creer que Jesucristo es el Hijo de Dios y confiar en Él como nuestro Salvador, recibimos el regalo de la vida eterna.

Aunque se nos promete un lugar en el cielo, la vida que experimentamos ahora o después no tiene que ver con la ubicación. El verdadero valor es que estamos y estaremos siempre en la presencia de Dios. Seremos sanos por completo y estaremos para siempre con Aquel que nos ama más allá de lo que imaginamos.

Primera de Juan 5.1 nos dice: “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios”. El versículo 12 amplía ese concepto: “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”. Es a través de Él que tenemos la promesa de la eternidad (Ro 6.23).

Alcanzar una vejez saludable es un objetivo loable, pero nada es más importante que recibir al Salvador y disfrutar de lo que está por venir: el regalo de vivir para siempre en su presencia.

BIBLIA EN UN AÑO: ÉXODO 7-9

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