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El Calafate, Patagonia, Argentina. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

La persona que Dios puede usar

Cuando decidimos confiar en el Señor, Él usará no solo nuestras fortalezas sino también nuestras debilidades para cumplir sus propósitos.

1 de marzo de 2025

Hechos 2.14-36

Después de ser llamado por el Señor Jesús, Pedro dejó su oficio de pescador para llevar una vida de discipulado y servicio. El hombre distaba mucho de ser perfecto, pero podemos aprender mucho de su transformación.

Cuando el Señor les preguntó a los discípulos quién creían ellos que era, Pedro respondió. “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mt 16.16). De manera similar, nuestras palabras y acciones deben expresar que confiamos en el Señor como Mesías y que le pertenecemos. Nuestra identidad, tanto en público como en privado, debe ser que somos sus seguidores.

Después del arresto de Cristo, la fe de Pedro flaqueó. Tal como había anticipado el Señor, el apóstol se negó tres veces a reconocer su relación. El discípulo lloró por lo que había hecho (Mt 26.69-75). Pero después de la resurrección, el Señor perdonó a Pedro y entonces lo llamó a amar a las “ovejas” (Jn 21.15-17). Tras ser lleno del Espíritu Santo en Pentecostés, Pedro comenzó su ministerio anunciando el evangelio. (Véase Hch 2.6-11, 41). A través del poder de Dios, muchos fueron salvos.

Pedro es un ejemplo del tipo de persona que nuestro Padre celestial puede utilizar. Alguien con fortalezas y debilidades, que aprende de los errores y se rinde al Señor para sus propósitos.

BIBLIA EN UN AÑO: DEUTERONOMIO 24-27

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