Todos queremos tener una vida feliz y plena, pero ¿cómo es ella? La mejor vida que podríamos vivir es la que nuestro Creador ha diseñado para nosotros. Él nos ama y nos proporciona todo lo que necesitamos para ser más como Él y lograr todo lo que ha planeado. Y la forma en que pensemos es de vital importancia en este proceso.
El pasaje de hoy enseña que a los creyentes se les ha dado “la mente de Cristo” (1 Co 2.16). Esta capacidad de alinear nuestros pensamientos con los del Salvador es un regalo que recibimos de Dios en el momento de la salvación. Sin embargo, ponerla en práctica es nuestra responsabilidad. Si queremos experimentar la vida abundante que el Señor quiere que tengamos, los viejos pensamientos que no estén de acuerdo con la Palabra de Dios deben ser reemplazados por su verdad. A medida que aprendamos de Él en este proceso continuo, nuestras vidas cambiarán por completo.
Compare sus ideas, actitudes y creencias con las enseñanzas bíblicas. Si no concuerdan, rechace esos patrones de pensamiento y en su lugar llene su mente con las verdades acordes con las Sagradas Escrituras. Ya que el Señor ha dado poder a los creyentes, cultivemos la mente de Cristo dentro de nosotros.
Biblia en un año: Salmos 67-70