Los creyentes estamos llamados a ser compasivos (Lc 10.37), pero debemos mostrar discernimiento al practicar la bondad. A veces, intervenir en la vida de alguien puede estorbar lo que Dios está haciendo con esa persona. Fijémonos en Pedro, quien una vez permitió que sus sentimientos nublaran su discernimiento. Intentar interferir en el plan divino para Cristo fue una experiencia que probablemente nunca olvidó.
Aunque Pedro sabía con exactitud quién era el Señor Jesús, es decir, el Mesías e Hijo del Dios viviente (Mt 16.16), también mantenía conceptos erróneos sobre la misión del Mesías. Muchos israelitas esperaban un rey que derrocara al opresor régimen romano. En consecuencia, Pedro se negó a aceptar las advertencias del Señor sobre el juicio, el maltrato y la muerte que Él esperaba. Después de intentar convencer al Señor de que tal fin no era posible, el discípulo fue reprendido por intentar alterar la voluntad de Dios (Mt 16.22, 23).
La prioridad del Señor era liberar los corazones del pecado, en lugar de los cuerpos de la tiranía. Pedro tenía una visión estrecha del plan divino, y sus percepciones equivocadas lo llevaron a una rebelión abierta. No cometa usted su error. No queremos obstaculizar los propósitos de Dios.
Biblia en un año: EZEQUIEL 10-12