Ayer vimos que Cristo es el fundamento de nuestra fe, y esa es una verdad reconfortante. Exploremos las acciones del Señor para conocer mejor su naturaleza. El Señor Jesús...
Perdonó a los pecadores. El Señor mostró misericordia a quienes reconocieron sus pecados. Por ejemplo, tuvo compasión de la mujer sorprendida en adulterio y, en vez de condenarla, le perdonó sus pecados (Jn 8.1-11).
Consoló a los que sufrían. Visitó a María y Marta, que lloraban la pérdida de su hermano (Jn 11.1-45).
Proveyó para las necesidades. Después de pasar tres días sanando, se preocupó de que la gran multitud no hubiera comido, y les dio más que suficiente para saciar su hambre (Mt 15.30-37).
Intercedió por sus discípulos. Antes de ser crucificado, Cristo le pidió al Padre que protegiera y santificara a sus seguidores, lo que incluye a los creyentes de hoy (Jn 17.15-20).
Fortaleció a los creyentes. En Hechos 1.8, el Señor envió a sus discípulos a compartir el evangelio, asegurándoles: “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”.
El Señor Jesús sigue perdonando, consolando, proveyendo, intercediendo y dando poder hoy. Alabemos al Padre celestial por el refugio que nos ha dado en nuestro Salvador.
Biblia en un año: PROVERBIOS 22-25
