La cruz era un instrumento utilizado por el gobierno romano para ejecutar a los criminales. Antes de la resurrección del Señor Jesús, era un símbolo de condenación y vergüenza. Pero en el momento en que el Señor resucitó de su tumba, Dios la transformó en un símbolo de esperanza. Hoy, cuando consideramos la cruz, pensamos en...
LA VIDA SIN PECADO DE CRISTO. Nuestro Salvador dejó el cielo para morar en la Tierra y convertirse en uno de nosotros. Mientras estuvo aquí, llevó a cabo la obra que su Padre le había encomendado, y lo hizo sin pecar (Jn 5.19). Gracias a su vida limpia de pecado, el Señor estaba calificado para ser nuestro sustituto y sufrir el juicio de Dios por nuestros pecados.
LA CRUCIFIXIÓN. El Señor fue a la cruz para reconciliarnos con Dios. Sufrió una muerte dolorosa, y por medio de su sacrificio nuestra deuda de pecado ha sido pagada.
LA RESURRECCIÓN. Tres días después de que el Señor Jesús fue sepultado, Dios lo resucitó de los muertos, y el camino al cielo fue abierto para todos los que ponen su fe en el Hijo de Dios. Nuestro Salvador venció a la muerte e hizo posible que moremos con Él para siempre.
La próxima vez que usted vea una cruz, deje que ella le recuerde el gran amor del Señor Jesucristo, y cuánto desea Él relacionarse de manera personal con usted.
Biblia en un año: Proverbios 22-25