A primera vista, las palabras sacrificio y acción de gracias parecen no estar relacionadas, pero la lectura de hoy las combina en una sola frase. Sacrificio trae a la mente imágenes de actos que requieren pagar un alto costo, mientras que acción de gracias comunica una celebración gozosa de abundancia desbordante y bendiciones.
La mayoría de nosotros no consideraríamos nuestras palabras como un sacrificio, ya que no cuesta mucho decirlas. Pero para Dios es importante cuando ofrecemos oraciones y cantos de alabanza para agradecer sus bendiciones. Lo que el Señor valora es una vida piadosa entregada por completo a Él; no se trata de perfección sino de un corazón rendido a su voluntad.
El diezmo es otra expresión costosa de agradecimiento. Puesto que el Señor es la fuente de toda provisión y riqueza, nuestro agradecimiento debería impulsarnos a darle una parte de lo que Él nos ha dado. La generosidad es un buen indicador de la autenticidad de nuestra gratitud.
Dar gracias a Dios comienza con palabras, pero al igual que los niños, que aprenden a ser más agradecidos a medida que maduran, nosotros debemos expresar más gratitud al Señor cada día. Al darle toda nuestra vida como un sacrificio de acción de gracias, experimentaremos beneficios asombrosos, ya que nunca podremos superar a Dios en generosidad.
Biblia en un año: Romanos 14-16