Perdonar a quienes nos han hecho daño es una orden difícil de cumplir. Naturalmente, queremos arremeter contra quienes nos lastiman. En lugar de dejar ir el agravio, devolvemos el maltrato, revivimos el dolor y avivamos la ira. ¿No se alegra usted de que Dios no haga eso con nosotros? Nunca somos más como Cristo que cuando perdonamos.
Primera a los Corintios 13 es conocido como el capítulo del amor, pero ¿sabía usted que las descripciones del amor en el versículo 5 también se relacionan con el perdón?
EL AMOR NO BUSCA LO SUYO. Cuando hemos sido agraviados, queremos hacer uso de nuestro derecho, pero el amor de Dios busca lo mejor para la otra persona.
EL AMOR NO SE IRRITA. Depende de nosotros si pasamos por alto la ofensa en vez de reaccionar con ira (Pr 19.11). “El amor cubrirá multitud de pecados” (1 P 4.8), pero la ira y el resentimiento empeoran el problema.
EL AMOR NO GUARDA RENCOR. Mantener una lista de rencores destruye las relaciones, pero el perdón trae sanidad y la posibilidad de restauración.
Las personas a veces nos agraviarán. Pero si nos sometemos al Espíritu Santo, podemos tener un corazón apacible que no guarda rencor fácilmente, ni se carga con rencores.
Biblia en un año: Números 17-19