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Patagonia. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

El papel de los malvados

Para que pudiéramos ser redimidos, Dios involucró a muchas personas distintas en el plan.

11 de abril de 2025

Marcos 15.1-25

Con cientos de profecías relacionadas con el Mesías, no debería sorprendernos que Dios utilizara a muchas personas, creyentes, no creyentes e incluso individuos malvados, para que la vida terrenal del Salvador se desarrollara según el plan. Por ejemplo, un censo ordenado por César Augusto llevó a José y María a Belén, la ciudad del nacimiento de Cristo. (Véanse Mi 5.2; Lc 2.1-4).

Además, Dios usó a algunos de los hombres más poderosos del momento para llevar a cabo la muerte sacrificial de Cristo en la cruz. Las acusaciones de los líderes religiosos ayudaron a volver a la multitud contra el Señor (Mr 15.9-11). Pilato lo condenó, y los romanos llevaron a cabo la crucifixión. Incluso negociaron por sus ropas y decidieron no romper sus piernas, como estaba profetizado en las Sagradas Escrituras. (Véase Jn 19.24, 36).

Durante los oscuros días entre la crucifixión y la resurrección de Jesucristo, los discípulos debieron haber creído que el plan mesiánico había fracasado. Pero el objetivo de Dios no era traer la revolución política que algunos esperaban. Su propósito al enviar a su Hijo era redimir a la humanidad.

Muchos tuvieron un papel en la historia del Salvador, pero la responsabilidad final fue del Padre. Entregó a su único Hijo a la muerte en favor del mundo que Él ama.

BIBLIA EN UN AÑO: 2 SAMUEL 20-22

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