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Bahía de los Glaciares, Alaska. Fotografía por Charles F. Stanley.
Meditación diaria

El origen de la adversidad

A nadie le gusta sufrir, pero nos hace bien recordar que Dios solo permite lo que quiere usar para nuestro provecho.

15 de julio de 2024

Isaías 45.5-10

¿Alguna vez se ha preguntado por qué Dios permite que suframos? Desde nuestra perspectiva, esto no corresponde con su papel como nuestro amoroso Padre celestial. Para entender este dilema, consideremos el origen de la adversidad:

  • Un mundo caído. Cuando el pecado entró en el mundo, el sufrimiento vino con él. Dios podría habernos protegido de estos efectos dañinos haciéndonos como marionetas que no pudieran elegir pecar. Pero eso también habría significado no poder elegir amarlo, ya que el amor, por su naturaleza misma, es voluntario.

  • Nuestras propias acciones. A veces, nosotros mismos nos metemos en problemas. Si el Señor nos rescatara de cada consecuencia del pecado, nunca llegaríamos a madurar en la fe.

  • Los ataques satánicos. El objetivo del diablo es destruir nuestro testimonio, haciéndonos débiles e inútiles.

  • La soberanía de Dios. Finalmente, el Señor tiene autoridad sobre toda adversidad que se nos presente. Negar su participación contradice su poder y soberanía sobre la creación.

Para que aceptemos que Dios permite la aflicción, debemos ver la adversidad desde su perspectiva. ¿Está su enfoque en su dolor o en Dios y su fidelidad? Dios no permite que suframos a menos que pueda ser para nuestro beneficio y sus buenos propósitos.

Biblia en un año: PROVERBIOS 26-28

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